El fruto de la discordia y el cálculo político

X.?G. A Coruña / La voz

A CORUÑA

24 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo sucedido con las cuentas de este año solo se explica por la excepcional situación política que se vive en María Pita, con un gobierno en minoría por primera vez desde principios de los 80, que carece de alianzas consolidadas y del que los demás grupos desconfían por completo.

Los trámites se aceleraron cuando las cuentas se llevaron a la aprobación inicial el 1 de abril. A partir de ahí los plazos estuvieron marcados por la ley y los procedimientos custodiados por los funcionarios, en especial el interventor, el secretario y la oficina presupuestaria, que impusieron el respeto a las normas jurídicas por encima de tácticas políticas.

Pero hasta el 1 de abril, el proceso fue un culebrón de reuniones fallidas, reproches cruzados, postureo y el inexorable paso del tiempo. Aunque durante esos meses denunció un supuesto «bloqueo» una y otra vez, el alcalde reconoció ayer que tardaron «demasiado tempo» en iniciar el trámite administrativo, y que el documento que entregó el 11 de diciembre al PSOE «non estaba rematado», lo que permitió a la oposición reprocharle que no empezasen antes a trabajar y negociar el documento definitivo. Aunque también él acusó a los socialistas de dilatar las negociaciones de forma intencionada.

En medio del lío, José Manuel Dapena recordó a Xulio Ferreiro que «las urnas no le hicieron alcalde, le hicieron concejal, usted está ahí por los votos del PSOE, como nos reprocha la señora [Rosa] Gallego, y es verdad».

Ese reproche da una idea de la cada vez mayor distancia que separa a mareantes y socialistas. Pero si es así, ¿por qué los de Dapena votaron a favor del texto?

El documento incluye numerosos proyectos del PSOE, pero también hay motivos a largo plazo. Si la Marea no lograse sacar un presupuesto, y algunos días el alcalde no descartó seguir con las cuentas prorrogadas, el año que viene podría aprobarlos en junta de gobierno sin pasar por el pleno, gracias a una ley de Rajoy para facilitar la gobernabilidad.

Esa posibilidad explica en parte las concesiones que PP y PSOE hicieron al gobierno en la última Comisión de Facenda. Con esas cesiones la Marea tendría más difícil votar en contra del texto, una posibilidad remota, pero que dada la desconfianza que reina en María Pita no se descartó.

El culebrón tendrá segunda temporada. Las cuentas del 2017 están ahí al lado. El PSOE se ha ofrecido a negociar ya, y la Marea les ha contestado que esperen, que quieren que sean participativas y que hablen antes los vecinos.

La oposición teme que ese proceso se use como «arma arrojadiza» contra ellos, y señalan que la actitud «hostil» del alcalde en el pleno augura más conflictos, «al menos hasta las autonómicas».