La Marina que iba a ser y al final no fue

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El diseñador de la obra repasa sobre el terreno las cosas que se variaron del proyecto original

31 may 2016 . Actualizado a las 12:34 h.

El principal objetivo para el que diseñó la nueva Marina está cumplido: el tráfico ha desaparecido en su mayoría y la zona se ha ganado para los peatones. Con todo, una cosa fue lo que se diseñó y otra lo que finalmente se hizo. Un paseo con el arquitecto Luis Collarte, autor del proyecto, vale para completar el juego de las diferencias, que son muchas y, a veces, muy significativas. Él fue el diseñador, pero no el director de obra. 

Pendientes

Desniveles. Desde las galerías hasta el borde litoral se había diseñado un suelo con una línea recta en ligera pendiente hacia el mar. Finalmente, esa línea desapareció y quedaron varios desniveles, entre otros motivos porque el túnel subió unos centímetros más de lo previsto. No hay obstáculos, pero tampoco esa fuga hacia el mar en un solo trazo. Cambiarlo ahora ya es imposible. 

Pentagrama

Líneas de unión. En los planos aparecen unas líneas de fuga, un pentagrama, que sigue el de las calles que desembocan en la Marina y la del parcelario y une visualmente las galerías con el mar. Ese trazado, que sí se ve en el Parrote, desapareció en gran parte y se aplicó en la Marina sin seguir criterio alguno. 

Enlosado

Adoquines, no hormigón. El arquitecto diseñó un firme íntegramente en granito y trató de que en gran parte se pusiera adoquín. La empresa, «que se dedica a hacer carreteras», dijo que la piedra rompía y acabó poniendo hormigón pulido para la zona de tráfico. El enlosado que se puso en otras zonas tampoco era en todos los casos el proyectado. El problema es que ahora ya no se puede poner adoquín porque en la obra no se dejó sitio para la cama de arena sobre la que se asientan esas piedras. Donde hay losas, además, las juntas son demasiado estrechas y se esperan roturas. 

Iluminación

Sin farolas grises. Las farolas grises que delimitan la vía por la que pasan los buses no estaban en el proyecto, que tampoco contemplaba marcar tanto esa línea como una carretera. No había ninguna luz prevista superior a dos o tres metros de altura y tampoco los grandes focos que se instalaron allí. Las luces que sí estaban diseñadas son las de acero corten. «Aquí se empeñaron en poner focos de campo de concentración», se lamenta Collarte, que considera que también en la iluminación se ha desvirtuado sensiblemente el proyecto original. 

Mobiliario

Ni bancos ni marquesinas. Las marquesinas que se instalaron no figuraban en el proyecto, tampoco los bancos. Se iba a poner un mobiliario similar al del Parrote, pero se optó por otro para ahorrar costes. Es más, los bancos allí puestos miran todos al mar, cuando una parte de ellos estaba diseñada orientada hacia las galerías. 

Servicios

La parada, en otro sitio. El diseño inicial contemplaba la parada del bus frente a la Autoridad Portuaria, no en Puerta Real. El autor no comparte tampoco que se quedaran allí los taxis cuando lo que se quería era potenciar una zona peatonal. 

Zonas verdes

Cambio de sentido. Se diseñaron longitudinales y paralelas al pentagrama para remarcar esa línea hacia el mar, pero finalmente les cambiaron el sentido. No hay suelo suficiente para poner árboles, aunque el arquitecto tampoco es partidario de tapar con ellos las galerías. 

CESAR QUIAN

Soportales

Las terrazas, fuera. El proyecto contemplaba también que los locales de hostelería de las galerías adelantasen sus terrazas al frente que quedaba libre. De esta forma se liberaban los soportales -hoy abarrotados de mesas- para que, al menos en parte, pudieran ser de nuevo transitables. Eso también se quedó en la teoría. Las prisas y la eliminación de gastos cambiaron, al final, muchas cosas.