Disputa vecinal por una barrera y un candado en la avenida de Oza

natalia pablo, c. a. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

i. vilas

Una valla restringe el acceso de vehículos hasta los portales

28 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Vecinos de una vivienda situada en la avenida de Oza 236 llevan ya cerca de un año quejándose de lo mismo: una valla con candado restringe el acceso de los vehículos de emergencias a la plaza en la que se encuentran este y otros dos edificios. La barrera se colocó en su momento para limitar la entrada general de coches y evitar así desperfectos en el recinto -que ya de por sí sufre filtraciones de agua y cuyo soporte llegó incluso a hundirse-, pero finalmente esta medida está provocando múltiples desavenencias entre los residentes de los inmuebles que rodean la plazoleta.

De esta forma, cada vez que los inquilinos necesitan levantar la barrera, tienen que avisar al presidente del inmueble colindante -240- para que este baje a abrir el cierre.

Según datos facilitados por los administradores de uno y otro edificio, esta plaza es de titularidad privada, pero su uso es público. Así, aunque los vecinos tienen derecho a vallarla legalmente, al tener un uso público, se siembra la duda entre los residentes de si el uso del candado es o no legal.

Mercedes Lemus, una de las principales damnificadas por este cierre, lleva ya tiempo alertando sobre esta realidad. Su padre, que padece algunos problemas de salud, se desplaza al hospital a menudo, y cada vez que viene una ambulancia al edificio, están obligados a comunicárselo al vecino de enfrente para que deje la valla levantada. El problema se acentúa cuando se produce algún tipo de «emergencia, porque no puedes avisar al presidente para que levante la barrera. Además, podría no estar en su domicilio particular», comenta.

En el mismo edificio de Mercedes vive Olga Penín, otra inquilina que sufrió un accidente que la dejó con una pierna escayolada, algo que la obliga a ir el hospital varias veces a la semana. Para ella, la solución es sencilla: «Queremos que quiten el candado, no una copia de la llave que tiene el presidente, porque eso sería justificar la existencia del mismo», dice Olga. El administrador del edificio que detenta la propiedad del recinto señala que, «hasta que las autoridades les prohíban tener el candado, seguirán con el cerramiento».

Los vecinos de avenida de Oza alertan también sobre las barreras arquitectónicas que limitan la circulación peatonal por las aceras: varios escalones cercan las viviendas todos ellos de gran altura, alguno llegando a medir 50 centímetros. Asimismo, no existe ninguna rampa para personas con movilidad reducida.

Los vecinos de avenida de Oza 236 han presentado varias quejas formales al departamento de Urbanismo y al de Mobilidade Reducida del Ayuntamiento. Sin embargo, por tratarse de un recinto privado, los organismos consideran que no tienen competencia sobre el asunto.