Inadmisible: dos muertos en un mes

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

01 abr 2017 . Actualizado a las 09:45 h.

En un escueto comentario en la página de Facebook del Ayuntamiento se podía leer ayer, tras un mensaje de pesar por la muerte en la Dársena del actor Mateo González, que «nos próximos días o goberno local reunirase coa Autoridade Portuaria para estudar de forma conxunta a seguridade do bordo da Mariña e proceder a acometer as actuacións que sexan necesarias». Es decir, vallar este lugar de manera inmediata.

Es muy probable que responsables del Ayuntamiento y de la Autoridad Portuaria se estén preguntando en este instante por qué no se emitió un comunicado como este el pasado 7 de marzo. Aquel día encontraron flotando junto a la dársena el cadáver del joven de Mesía Manuel Rodríguez, que cayó al agua de madrugada, a escasos metros de donde supuestamente lo hizo Mateo González, si es que no es exactamente el mismo sitio. Pero entonces los argumentos fueron muy diferentes a los que se esgrimen en el comunicado publicado ayer.

Las dos entidades se encastillaron aquel día en posturas inflexibles, cimentadas con la aparente intención de trasladar a la otra parte la responsabilidad en el fatal suceso. El Puerto se aferró a los papeles, esgrimiendo en su favor el contrato firmado entre ambas instituciones en el 2014 y la Ley de Administración Local. Y el gobierno de María Pita contraatacó con una fórmula igualmente evasiva: alegó que no podía arreglar la Marina mientras el Puerto no le entregase la obra. En consecuencia, nada se hizo en la Dársena desde entonces, y en el limbo de las intenciones se perpetúa el anhelo del alcalde de incluir «solucións brandas» para mejorar la seguridad en la zona, tal y como avanzó poco después de la muerte de Manuel Rodríguez.

Lo lógico es que esta segunda pérdida en la Dársena en menos de un mes fuerce a ambas Administraciones a superar sus diferencias, aparentemente insalvables, en aras de una responsabilidad que debería haberse compartido desde el primer momento, porque más allá de si a uno le dan la razón los papeles o si otro no ha recibido la obra, lo único que de verdad importa es que se solucione cuanto antes un problema que ha dejado de ser debatible para convertirse en incuestionable: hay que asegurar esa zona, y no precisamente con soluciones blandas, sino con fórmulas eficaces que eviten muertes, sea cual sea la causa en este caso, cuya investigación sigue en curso.

Y si para eso hay que afear el cantil con vallas, pues bienvenidas sean, porque no creo que los coruñeses se vayan a escandalizar por que se instalen protectores que ya existen en otros tramos del paseo. Esta vez las medidas tendrán que adoptarse con responsabilidad y máxima urgencia.