El acusado de matar de 64 puñaladas a la camarera alega lagunas de memoria

D. Vázquez / c. lópez FERROL / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

La familia de la mujer de Ferrol está indignada y exige que se califique de asesinato

04 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cuando me di cuenta estaba en comisaría», declaró a su abogada, a la única que aceptó contestar en la vista, Víctor Timiraos, el acusado de dar muerte de 64 puñaladas a Marta Sequeiro, la camarera del bar Bonky cuyo cadáver apareció en su puesto de trabajo el día 25 de abril del 2016. Relató que la conocía, pero que no eran amigos, que tiene un «vago recuerdo» de aquella noche y que tenía problemas con el juego y el alcohol. Su defensa se basó en que sufre lagunas de memoria y se automedicaba sin control. «No encuentro un motivo o un por qué a lo ocurrido», dijo el acusado.

El juicio contra Víctor Timiraos comenzó ayer en la Audiencia coruñesa. Antes del inicio de la vista, los familiares de Marta Sequeiro, que tenía 43 años, expresaron, una vez más, su indignación por el hecho de que la Fiscalía calificase los hechos como homicidio y solicitase para el acusado 15 años de cárcel.

La acusación particular, ejercida por las hermanas y las tías de la víctima, elevan la petición de pena a 25 años de cárcel, por entender que se trata de un asesinato con alevosía y ensañamiento.

Por su parte, la defensa solicita la absolución del procesado, pidiendo que se tenga en cuenta como atenuantes la intoxicación por drogas y alcohol.

Las hermanas de la víctima, Silvia y Yolanda, junto a su tía Cristina Valencia, tienen la esperanza de que el jurado popular se ponga de su lado. «Se merece todo», dijo Silvia sobre el imputado, mientras su tía calificaba de «burla» la calificación fiscal, tras recordar que su sobrina murió desangrada. Consideró que el fiscal no tuvo en cuenta la autopsia y no valoró que aquella noche el acusado «estaba en plan amenaza con Marta hasta que acabó por quitarle la vida».

«También ha dicho que le asestó 64 puñaladas en un minuto y eso es matemáticamente imposible», indicó Cristina Valencia.

La familia de Marta Sequeiro incidió en numerosas ocasiones en que la propia Fiscalía recoge en sus conclusiones provisionales que el acusado, con la finalidad de no ser descubierto, se marchó del bar Bonky y llamó a su expareja para que fuera a recogerlo. Acto seguido, los dos se dirigieron a la casa de ella, en Narón, donde el acusado se duchó y se vistió con un chándal de mujer. Después, siempre según el Ministerio público, le indicó a su expareja que se deshiciera o bien lavara la ropa que él llevaba, y la chica, ignorando lo que había ocurrido, la lavó.

Poco después, la mujer llevó al acusado hasta el domicilio de él, donde lo dejó entre las seis y las seis y media de la mañana.

Finalmente, Víctor Timiraos contactó con un taxista conocido, que, como de costumbre, los trasladó al bar que él regentaba en las proximidades del Bonky.

Las hermanas y la tía de Marta no entienden cómo es que, a partir de este relato, los hechos son calificados como un delito de homicidio, teniendo en cuenta, asimismo, que todas las lesiones de arma blanca que presentaba la víctima se localizaban en el tórax, la cabeza y en los brazos.