¿Está la estética por encima de la vida?

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

La Dársena de A Coruña tal y como está en estos momentos
La Dársena de A Coruña tal y como está en estos momentos EDUARDO PEREZ

07 abr 2017 . Actualizado a las 11:45 h.

Por mucho que nos hayamos acostumbrado, hay días en los que asomarse a la jungla de las redes sociales resulta terrorífico. Ahí, en Facebook y Twitter, todo el mundo opina y muchos son incapaces de pararse tres segundos a cuestionarse lo que va a decir. A veces ello invita a perder la fe en unos seres humanos entregados al rencor, la burla, las ganas de hacer daño y el chiste inaceptable. Porque si esas actitudes son ya de por sí censurables, si se realizan a costa de una tragedia personal, como han sido las muertes de Manuel Rodríguez y Mateo González, resultan, lo dicho, terroríficas.

La Dársena de A Coruña tal y como está en estos momentos
La Dársena de A Coruña tal y como está en estos momentos EDUARDO PEREZ

Prefiero omitir aquí, por higiene moral, ciertos argumentos con nombres y apellidos leídos a raíz de esas dos desgracias y sus causas. Solo encaminar a sus autores a revisar conceptos como compasión y empatía e intentar, en un futuro, dotarlos de contenido antes de que la vida, en un revés de esos inesperados que te la trunca por completo, les obligue a hacerlo a golpes. Me limitaré solo a reflejar un sorprendente debate surgido de ellas: ese en el que unos defienden la pureza estética que ha de tener un puerto y en el que otros sostienen que se debe poner cuando antes algún tipo de protección en la Dársena.

Es comprensible que todo el mundo desee un puerto bonito, con una vista limpia y con ausencia de elementos que impidan la contemplación del mar. Sin embargo, aquí no se trata, o no debería tratarse, de una discusión estética, sino de algo mucho más importante. Hay dos personas que están muertas. El pasado miércoles, gracias al testimonio de ese socorrista que rescató a un chico del agua el año pasado, supimos que pudo ser una más. Y a saber cuántas situaciones límite estarán silenciadas por la vergüenza. ¿No son esos suficientes motivos como para hacer algo? ¿Hay que esperar a una nueva tragedia para, de una vez por todas, asumir que ahí hay que adoptar una solución?

Afortunadamente, desde la Administración hubo una reacción al respecto. A la segunda, eso sí. En la primera, Ayuntamiento y Autoridad Portuaria ofrecieron un penoso espectáculo de pasarse la pelota uno al otro sin dar ningún paso al frente. Esta vez, a las pocas horas de encontrar el cadáver de Mateo González, ya se habló de una reunión para buscar una solución. Es decir, el sentido común frente al politiqueo. Porque no puede volver a ocurrir lo mismo en una zona que ya no es lo que era. Hoy se pasea por allí de manera masiva al borde del puerto. Hoy hay niños jugando sin la barrera física de la calzada desaparecida. Hoy tenemos cerca la mayor discoteca de Galicia. Hoy ese punto presenta unos riesgos que no va a eliminar un «esto siempre estuvo así y no pasó nada». No, porque ya han muerto dos personas. Y no puede hacerlo una tercera.