«Salvo alguna pregunta, no fueron exámenes difíciles»

a. mahía / B. franco A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Una estudiante del IES Puga Ramón cuenta cómo fueron los tres días de la prueba de acceso a la universidad

10 jun 2017 . Actualizado a las 13:31 h.

Sara Dosil quiere ser profesora, pero todavía está en el otro flanco. En el de los que pasan un cuarto de su vida sentados en un pupitre, levantando la mano cuando no entienden, pasando la noche en vela estudiando apellidos que olvidarán en una semana, o mirando el reloj en clase de un maestro aburrido y sin vocación. A Sara le quedan unos años todavía para cambiar el pupitre por la mesa de la profesora, y esta semana tuvo el examen más importante de todos cuantos superó en su vida. La selectividad.

Sara quiere estudiar Magisterio y un ciclo superior en Educación Infantil. Cursó el bachillerato en el IES Rafael Puga Ramón y llevaba la prueba de acceso a la universidad muy ensayada. «Hicimos muchos exámenes de selectividad durante el curso, así que ya sabía lo que me podía encontrar», dice. Y lo que se encontró no fue distinto a lo que se imaginaba. «En general, salvo alguna que otra pregunta en determinadas asignaturas, no fue difícil, ni mucho menos».

La prueba de acceso a la universidad duró tres días. De miércoles a viernes. Sara llegó a ella con una media de 6,20 en bachillerato y espera no tener problemas para alcanzar la nota mínima. Animada a contar en primera persona la experiencia para Radio Voz y La Voz de Galicia, el miércoles madrugó más de lo normal. A las 7 ya estaba en pie y muy nerviosa. Desayunó un colacao con galletas y se dirigió al campus de Elviña. Llegó con media hora de adelanto, vio a su amiga Antía y ambas se fundieron en un emotivo abrazo. Como si no se vieran desde párvulos. «No quiero repasar más», dijo a las puertas de la facultad de Económicas. Estuvo semanas «estudiando duro» y no cree que un repaso de cinco minutos le vaya a suponer nada.

Tenía dos preocupaciones. La primera y más importante era que le cayese en Literatura la Generación del 36, pues no la había ni mirado. Tuvo suerte. Le preguntaron por el Modernismo y eso sí lo domina. Lo segundo que más incomodaba a Sara era el sistema de acceso al examen. Temía que fuese engorroso y eso la pusiera de los nervios. Pero no. Al parecer, aquellas colas de años anteriores para entrar en el aula se agilizaron mucho este año.

Así, cada vez más animada y tranquila, Sara Dosil fue superando las pruebas de una en una.

¿Cómo se encuentra ahora que ya acabó todo? «Soy muy positiva, con mucho color».