Ecos do Sur inicia su campaña contra el odio en Internet

MONTSE CARNEIRO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CEDIDA

Una red de ciberactivistas responderá a los mensajes intolerantes

01 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En febrero del 2016 un reportaje sobre un curso de español para inmigrantes, o mejor, los comentarios al reportaje, publicados en este periódico, alarmó a los activistas de la oenegé Ecos do Sur por la falta de respuestas a los mensajes de odio que aparecían en la web al final de la noticia. «Cosas como ‘Así nos va. Importamos analfabetos y exportamos médicos’, discursos racistas y xenófobos, estereotipos, informaciones falsas que nosotros, que trabajamos en esto, podíamos esperar. Lo que no imaginábamos era que los discursos alternativos fueran tan pocos. Fue un shock», recuerda Natalia Monje, que dedicó los meses siguientes a confeccionar un plan de ciberactivismo para contraargumentar a los haters [odiadores] que ha sido premiado por su poder de transformación social.

 Se llama CibeRespect. Tiene un precedente, Proxy, impulsado por el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña, que se ha sumado a la iniciativa gallega. Comenzó con un observatorio desde el que siguieron de forma rigurosa las reacciones que concitaban determinadas noticias en La Voz, El Confidencial y ABC. Confirmaron la impresión inicial. «El 60 % de los comentarios eran intolerantes, algunos de ellos denunciables; el 30 %, neutros, y solo el 10 % ofrecía un discurso alternativo. Es la espiral de silencio del sector tolerante -explica la coordinadora-. La gente calla y lo hace por tres motivos básicos, porque piensa que contestar no sirve para nada, porque no sabe cómo hacerlo y porque tiene miedo».

Decidieron montar mesas de trabajo con agentes sociales, educativos y de la Administración para examinar de manera sistemática el discurso del odio detectado en Internet por los observadores y elaborar una contranarrativa sobre la que construir la réplica y cultivar un paisaje digital de respeto. Analizaron el perfil del troll con ayuda de psicólogos y al mismo tiempo pusieron en marcha un curso en línea de ciberactivismo en el que formaron a 30 personas.

La campaña entra ahora en la fase crucial. Toca crear la red de voluntarios que contraargumentará el disparate o el presunto delito. Dispondrán de recursos, vídeos, animaciones, imágenes, infografías que oponer a la ira. «Cualquiera se puede sumar. Los lobos solitarios, también», invita la activista.