Cuando San Andrés albergó el «nuevo mundo» y vistió a toda la ciudad

Alejandro García Chouciño
A. g. chouciño A CORUÑA

A CORUÑA

Varios de los anuncios que publicaron en La Voz los almacenes Simeón Nuevo Mundo
Varios de los anuncios que publicaron en La Voz los almacenes Simeón Nuevo Mundo Hemeroteca

Una noticia de La Voz en 1927 resaltaba que a los almacenes Simeón, especializados en el textil, acudían tanto «el aristócrata como el menestral»

03 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La creación de grandes superficies comerciales es todo un clásico en A Coruña. Actualmente, se avanza en las obras del Breogán Park —solar ubicado en A Grela que anteriormente ocupó el Dolce Vita—. Enfrente se encuentra uno de los colosos de la urbe, Marineda City, mientras que en Cuatro Caminos perviven El Corte Inglés y el centro homónimo. No obstante, justo un siglo antes de la apertura de Marineda City nacían unos almacenes en San Andrés que causaron furor: Simeón Nuevo Mundo. Se trató, ni más ni menos, que de un todoterreno en el ámbito textil. Se podían encontrar en sus establecimientos ropa familiar, equipo del hogar, sastrería, mantas, tejidos, ropa interior, sedas, lanería, visillos, mantelería, colchas... y su famosa sección de blancos. Su especialización en el mundo de la moda los llevó a abrir La Casa de la Novia en el Cantón Grande, donde hoy se encuentra el edificio de la Fundación Barrié.

Pese a competir con otros históricos de A Coruña como El Pote, Maisonfor, Barros, Saldos Arias, Pascual o Dimazoy, Simeón consiguió crear su propio espacio de mercado. Así lo reflejaba La Voz en 1927, 16 años después de su apertura: «Si preguntáis a un coruñés por un comercio verdaderamente popular, donde a la abundancia de géneros se una la baratura de los precios, la calidad superior de los artículos y la amabilidad de una dependencia afanosa de complacer al cliente, es seguro que el nombre de los almacenes del Nuevo Mundo será uno de los primeros que acudan a los labios del interrogado».

El artículo describía que en el amplio bajo y piso «de una de las mejores casas de la calle de San Andrés, frontera a la fachada lateral de la capilla del mismo santo, desfilan obligadamente, en busca de gangas, cuantos precisan géneros de sedería, crespones, telas blancas de esmerada fabricación, tejidos de lana de todas las calidades y procedencias, o bien cuantos deseen vestirse con elegancia y baratura en los talleres de sastrería para caballeros y de confecciones para señora».

El redactor resaltaba que en aquella época «difícilmente se encontrará un establecimiento de índole tan democrática como el qué nos ocupa. Al lado de una copiosa existencia de riquísimos mantones de Manila legítimos y de muy alto coste —de los que, por cierto, se han hecho grandes ventas— se ofrecen los artículos económicos, sufridos y duraderos que las gentes modestas demandan. Así, no es extraño que ante los mostradores del Nuevo Mundo acudan igualmente y sean atendidos con análoga solicitud el aristócrata y el menestral, la señora alcurniada y la mujer del pueblo. Para todos hay y todos salen de allí satisfechos».

Su caída llegó en la década de los 80, tras la compra del Banco Simeón —que disponía de participaciones de los almacenes— por parte del Banco Exterior. La compraventa llevó el negocio textil a la quiebra y fue denunciada como un fraude fiscal que superó los 600 millones de pesetas. Posteriormente, el solar, con una superficie superior a los 300 metros cuadrados, fue adquirido por la promotora Lagunita para construir el inmueble que existe en la actualidad y que cuyo bajo ocupa Arenal.