Cada vez se pasa menos por la vicaría

Ignacio Bermúdez de Castro ABOGADO DE FAMILIA

A CORUÑA

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25 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Las demandas de ruptura matrimonial presentadas en Galicia en el 2023 se mantienen con respecto a 2022. Más o menos lo mismo que en el resto del territorio nacional. Por cada 100.000 habitantes gallegos se contabilizaron 189 rupturas, frente a las 192,1 de media estatal. Según la sección de estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en nuestra comunidad autónoma los divorcios de mutuo acuerdo aumentaron un 0,9 % y los contenciosos un 1,4 %, siendo muy baja la cifra de separaciones matrimoniales, consensuadas o no, y apenas testimoniales las peticiones de nulidad matrimonial.

En cuanto a los procedimientos de guarda, custodia y alimentos de hijos menores no matrimoniales, tanto de mutuo acuerdo como contenciosos, reparamos en un incremento ligeramente superior al 10 % de 2022 a 2023. ¿Por qué esa diferencia de porcentaje entre divorcios y relaciones paramatrimoniales? La razón no es que haya una epidemia de amor entre los que conviven con papeles. El motivo no es otro que las parejas cada vez optan menos por pasar por la vicaría, ayuntamiento, Registro Civil o notaría y empiezan una vida en común que en infinidad de casos está condenada a truncarse y que si hay hijos de por medio su ruptura conlleva un procedimiento judicial tan largo y complejo como un divorcio.

Por eso, que nadie deje de darse el capricho de una boda con 200 invitados, orquesta y barra libre por el simple hecho de evitarse arduos trámites judiciales caso de que la cosa no vaya bien. Desde el mismo instante que viene un niño al mundo es tan triste y complicada la ruptura estés casado o arrimado. Hay que litigar por los efectos civiles que esa disolución implica para los menores. Véase pensiones por alimentos, custodias, usufructos de los domicilios familiares, gastos extraordinarios, vacaciones, visitas intersemanales, días del padre y de la madre, día de Reyes, carnavales y un largo etcétera. Tan largo en un supuesto como en el otro.

Me van a permitir un consejo, o si lo prefieren una reflexión, aunque solo sea debido a que llevo 38 años dedicándome a esto. Que a los papás se les quite el complejo de que en caso de divorciarse se van a quedar sin poder disfrutar de sus hijos. Eso era antes. Si no hay motivos graves que lo impidan, el que la sigue consigue la custodia compartida. A veces hay que pelear por ella más de lo que sería deseable en un Estado de Derecho. En unos casos, por la tardanza de la oportuna pericial psicosocial. En otros, por el colapso endémico de las juzgados por la falta de medios materiales y humanos de las oficinas judiciales. Pero al final, cuando el progenitor empieza a cuestionarse tirar la toalla, si se hacen bien las cosas se obtiene. No es de recibo lo que en más de una ocasión le escuché a algún justiciable: «casi me la dan, pero está visto que el juez/jueza me cogió ojeriza».

Con indiferencia de lo arriba expuesto, recuerden que el «interés del menor» es lo que debe primar. Los padres ya somos mayorcitos para salir adelante. Ellos necesitan todo nuestro apoyo. Y siempre el de los dos progenitores.