Belén Varela: «Las mujeres seguimos atrapadas: ser buenas profesionales o buenas madres»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

La experta en recursos humanos publica una novela sobre la autoexigencia

31 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A Belén Varela (A Coruña, 1968) hay que leerla, pero sobre todo, hay que escucharla. La entrevista se realiza en la cafetería de El Corte Inglés y su elocuencia es tal que nuestra protagonista acaba perdiendo el tren de regreso a Vigo, donde reside en la actualidad. Ese don para la comunicación que ella tiene se traslada a su escritura. Tras firmar dos ensayos sobre psicología organizacional, La rebelión de las moscas (2012) y Jobcrafting (2019) se adentra por primera vez en el género literario con una novela de argumento tan contemporáneo como entretenido: El cielo de los imperfectos (editorial Contraluz).

—¿Cómo ha sido este salto sin red del ensayo a la novela?

—Hace tiempo, una editorial me sugirió que explicase cómo conseguía llegar a todo siendo una directiva que escribía libros sobre psicología positiva y con familia numerosa [tiene tres hijos].

—¿Qué le contestó?

¿Llegar a todo? ¡Si yo no llego a nada! Voy a todas partes corriendo y no llego a ninguna. Pero, de repente, sobre esa idea de autoexigencia apareció un personaje en mi cabeza y toda una historia a su alrededor. Me apeteció contarla y, automáticamente, me puse a desarrollarla.

—¿Su novela busca desmitificar la perfección?

—Sí, se podía haber llamado El infierno de los perfectos. Es una especie de investigación sobre lo que tiene de positivo ser autoexigente, pero también lo que tiene de negativo y de autodestrucción. La autoexigencia es inherente al ser humano, en cuanto nos ayuda a buscar la mejora, la innovación y el desarrollo como especie. Pero hay un momento en que puede llegar a ser tóxica.

—¿Es eso lo que le ocurre a Olvido, la protagonista?

—Olvido es abogada y es una mujer muy crítica consigo misma y con los suyos. Tiene esa obsesión por que todo esté perfecto en casa y se culpa de que no haya llegado a ser socia de su despacho cuando ya le correspondía. Se flagela si sale a su hora del trabajo, pero también se siente mal cuando no llega a tiempo a casa para estar con su familia. Creo que es algo que refleja cuál es el papel de la mujer en este momento en la sociedad.

—¿Por qué en ese «infierno» de los perfectos aún hay más mujeres que hombres?

—Porque las mujeres seguimos atrapadas entre ser buenas profesionales o ser buenas madres. Pensemos en el «suficientemente buenas» madres, del psiquiatra Donald Winnicot.

—¿Cómo resuelve la dicotomía?

—Tenemos la necesidad de encontrar el punto donde somos suficientemente buenas, utilizamos todos nuestros recursos y nos empeñamos al máximo en cada proyecto que emprendemos. Por supuesto que voy a cometer errores y que voy a tener emociones negativas, pero también, en algún momento, voy a tener éxitos y serán suficientes.

—¿A las personas autoexigentes les cuesta reconocerlo?

—Uno de los grandes problemas de su búsqueda obsesiva de la perfección es que nunca reconocen sus éxitos.

—Nunca hay nada que les satisfaga al cien por cien.

—El mayor índice del síndrome del impostor se da entre las personas más exitosas. Y más en las mujeres con éxito. Siempre se sentían insuficientes y no valoraban sus éxitos ni se atribuían méritos.

—Es algo que te mina por dentro.

—Sí, te perjudica en tu confianza. Y todavía más si le añades ese sentimiento de culpa permanente por no llegar a todos los sitios. Hay un libro muy bonito de Rita Levi-Montalcini, Elogio de la imperfección. Ella decidió aceptar que nunca iba a ser perfecta ni en la familia ni en el ámbito profesional. Me encantó esa idea. Réstate la culpa, porque eres suficientemente buena.

Quién es: Licenciada en Derecho y especializada en dirección de personas y en psicología positiva aplicada, Varela ha desarrollado una larga carrera, desempeñando roles directivos en empresas y como profesora en la Erlac de la Universidade da Coruña. Tras publicar dos libros sobre bienestar laboral, lanza ahora su primera novela.

«La zona de Vigo que más me acerca a A Coruña es Bouzas»

La librería Berbiriana, en la calle Santiago, 7, de A Coruña, acogerá la presentación de El cielo de los imperfectos, de Belén Varela, el martes 16 de abril. Una novela cuya trama engancha desde el principio. Arranca en un entierro y cada capítulo empieza con el artículo de una ley. Con razón tanto la autora como la protagonista son abogadas.

—¿Cómo resumiría el argumento del libro en una sola frase?

—Es la historia de una mujer que, en su búsqueda de la perfección, se crea su propio infierno al convertirse en juez y verdugo de sí misma.

—¿Cuál es la moraleja? ¿Perfectos o imperfectos?

—Hay una frase del emperador Augusto que lo resume: Festina lente [del latín, «Apresúrate despacio»]. No por hacer las cosas bien le des tantas vueltas que procastines o incluso sufras.

—¿Le quedó mucho por contar?

—En mi cabeza ya están la segunda y la tercera parte. Me dejé muchas historias en el tintero.

—¿Ha sacado alguna enseñanza personal al escribir su novela?

—Rebajé mi nivel de autoexigencia con el manuscrito inicial.

—En su libro hay referencias coruñesas, como la marca Boüret.

—Cierto. Hay paisajes coruñeses y paisajes vigueses reconocibles.

—¿Cómo lleva vivir a caballo entre A Coruña y Vigo?

—Tengo tres hijos vigueses. ¡Imagínese los partidos! Menos mal que no soy futbolera. En Vigo he encontrado el rincón que más me acerca a A Coruña, que es Bouzas.

—¿Y cuál es su rincón favorito de A Coruña?

—La Ciudad Vieja y, en concreto, la plaza de Santa Bárbara y los jardines de Santo Domingo. Ahí es donde yo conecto con la esencia de A Coruña.

—¿Y gastronómicamente?

—La casa de mi madre y el cruasán de pistacho de Amaranto.