De la ópera al tranvía

ARTEIXO

13 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Se ha suscitado un movimiento ciudadano para salvar la temporada lírica. Si la música es parte de la identidad coruñesa, la ópera es uno de los componentes más prestigiosos. En el caso de A Coruña, a la excelencia y al prestigio musical, se añaden dos singularidades: nuestras representaciones han dejado de ser actos sociales donde la burguesía exponía sus símbolos de banal ostentación y gracias a las aportaciones institucionales, el precio de las entradas es mucho más bajo.

En cierto modo, hemos promovido una democratización de la ópera. A ella acuden personas de todas las edades, condiciones sociales, barrios y poblaciones. No acabo de entender que tras la salida de Cesar Antonio Molina de ministro de Cultura, se le redujeron las aportaciones del Estado a una cantidad vergonzante (30.000 euros), mientras otras ciudades, con los mismos o menores méritos, y menor participación social, las vieron incrementadas.

No vaya a ser que con la ópera pase lo mismo que con un pequeño tranvía histórico que llegó a situarse entre los diez más bellos del mundo, según uno de los buscadores de viajes más importantes, junto con los de San Francisca, Viena o Lisboa. Por una notable falta de visión y una inexplicable y errónea gestión del artefacto, el tendido fue desmontado en buena parte. Somos la única ciudad incluida entre los destinos turísticos oficiales, que no cuenta con un transporte turístico. Sería una lástima terminar por rematar la lamentable decisión del gobierno local anterior en este tema. El tranvía puede ser rentable si se gestiona como lo que es: un tranvía turístico, a precios adecuados a su uso y no como transporte público normal.

La ópera y el tranvía son dos iconos identitarios, reconocidos por su singularidad y valor, por su representatividad y su aportación a la imagen exterior de la ciudad. Sería una lástima que por visones cortas y cicateras fuéramos perdiendo, uno tras otro, los elementos emblemáticos en aras de una rentabilidad económica que no se pide a otras actividades subvencionadas y que no es el único factor a evaluar. Tenemos que remar todos en la misma dirección para recuperar el esplendor perdido por equivocadas decisiones anteriores.