Remarca la importancia de tener salud y reconoce que tuvo una vida feliz
27 ene 2024 . Actualizado a las 21:53 h.Manuel Sánchez Vázquez ascendió el pasado 13 de noviembre al podio de los centenarios. Este vecino de Loureda (Arteixo) continúa viviendo en la casa en la que nació, en Lamamá, una aldea con cinco familias. Logró esquivar el covid, pero la última ola de gripe lo pilló y aún está superándola. Distintas enfermedades lo han ido atacando desde adolescente, pero es de esos que con una mala salud de hierro sigue presentando batalla diaria, aunque ahora sus problemas de movilidad le impidan continuar atendiendo el campo como antaño.
Siempre trabajó como labrador en su casa. «Gustábame todo, rozar, cortar o toxo no monte, fun criado niso. Tamén sachar o millo, que se lle daban dous sachos, un primeiro o cru e outro o de arrendo», dice relatando con precisión cómo eran aquellas labores. También le gustaba «aprender dos patróns», para estudiar hacía falta dinero, puntualiza.
Le gustaba la fiesta, relata las tres que hay en 60 días del verano (San Antonio, Carmen y Santa María) y con las excursiones de la agraria amplió sus fronteras. La jubilación le permitió acudir con más asiduidad a misa, pero las dificultades para andar, que le obligan a buscar apoyos, le impiden continuar yendo. Por esos problemas trasladó su habitación a la planta baja, donde antaño estaban las cuadras, y allí lo acompañó también el cuñado con el que vive, Antonio Rodríguez Muñiz, de 86 años.
Manuel, que está soltero, ha sobrevivido a sus hermanas y Antonio explica que lo ha hecho desayunando siempre caldo, solo con los años lo ha cambiado por leche. Este centenario nunca ha hecho régimen, pero con pesar reconoce que el médico le recomendó reducir las grasas, algo que no convence a este amante de la carne de cerdo.
Con las salidas restringidas, Manuel se entretiene viendo la televisión. «Vin, hai uns dous anos, unha muller de 120 na televisión que aínda cociñaba, ninguén llos botaba e andaba mellor. Iso si que é vivir», responde a la pregunta de qué edad le gustaría alcanzar. Admite que igualarla «serame moita costa arriba». «Non estou apesarado por chegar a onde cheguei», di entre risas, reconociendo que ha sido feliz.
Según los datos que le constan al Concello, ahora en Arteixo hai cuatro personas de 100 años, otras cuatro de 101, una de 102 y otra de 103.
Las centenarias se imponen seis a uno a los hombres en el área coruñesa
Consolación Paz Precedo, vecina de la parroquia de Sigrás (Cambre), se convirtió recientemente en la abuela de Galicia con 110 años, y con su ascenso a la cima de la pirámide poblacional gallega también se cumple que, en cuanto a longevidad, las mujeres ganan a los hombres en la comarca coruñesa. El porcentaje roza el seis a uno, con una victoria femenina clara.
«Esquecéronse de min», decía Consolación a modo de explicación, aunque quizás su caso está vinculado más a su genética y a que Galicia está entre las comunidades de la Unión Europea con la esperanza de vida más alta entre las mujeres, que de media alcanzan los 87 años.
Los últimos datos oficiales del INE (Instituto Nacional de Estadística), que pueden no resultar exactos en unas cifras que juegan temporalmente a la contra, arrojaban un total de 200 centenarios en los 21 municipios del área coruñesa, 171 mujeres por 29 hombres.
Aranga, a la inversa
Por número, la ciudad resulta imbatible, A Coruña cuenta con 113 vecinos que superan el siglo, pero en los datos destaca la ausencia total de centenarios en Sobrado y la presencia testimonial solo de uno en cuatro municipios (Carral, Curtis, Vilasantar y Vilarmaior).
El caso más singular es el de Aranga, con una tendencia a la inversa. Allí se contabilizaban cuatro centenarios y ninguna mujer que los iguale. Frente a él se recoge que en nueve municipios solo hay representantes femeninas en esta franja de edad (Betanzos, Cambre, Carral, Coirós, Curtis, Irixoa, Paderne, Vilasantar y Vilarmaior).