Media docena de coruñeses fueron condenados a prisión por trucar el tique de la ORA

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

La adulteración supone un delito de falsificación de documento público que se castigó, en todos los casos, con 6 meses de cárcel

28 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La pena por poner en el parabrisas un recibo falso de la ORA no es una broma. Está tipificado como un delito de falsedad en documento oficial en concurso con una falta de estafa que supone un castigo de entre 6 y 15 meses de prisión y una multa que oscila entre los 600 y los 1.000 euros.

Probablemente ninguno de los seis coruñeses condenados en lo que va de año por este motivo sabían de las graves consecuencias de elaborar en un ordenador una copia del recibo de la ORA para ahorrarse el aparcamiento.

La última condena por adulterar el tique se hizo pública ayer. Una mujer deberá pagar una multa de 600 euros y seis meses de prisión porque el 19 de octubre del 2011 dejó su coche estacionado en la calle Play y Cancela con un boleto de la ORA en el parabrisas tan falso como el libro de familia de un conejo de monte. Creyó que la trabajadora del servicio no se percataría del embuste. Pero a la plantilla de la empresa adjudicataria, viendo como ve a diario cientos de tiques, no hay uno que se le escape. Cuando descubren uno, llaman de inmediato a la Policía Local, que acude a tomar nota y a identificar al propietario del vehículo. Al día siguiente, un juez imputa a la persona un delito de falsificación de documento oficial y a esperar el juicio. Si el procesado carece de antecedentes penales, la condena de 6 meses de prisión que imponen los jueces -suelen aplicar el mínimo castigo cuando no hay reincidencia-, lo que no supone el ingreso en un centro penitenciario. Pero el manchón le queda ahí y en un período de tiempo no podrá cometer el mínimo delito. Porque si lo comete, entra en prisión.

Los jueces coruñeses han condenado a seis personas en lo que va de año y a una la absolvieron. ¿Por qué? Porque, según explica el juez en la sentencia, la falsificación era tan burda, tan chapuza, que no engañaba a nadie. Y cuando ocurre esto, la Justicia, tomando como base sentencias del Tribunal Supremo, exculpa al reo. Dice que para condenar a alguien por falsedad tiene que existir una imitación que lleve al engaño. Este hombre hizo tal chapuza, que saltaba a la vista. Fue denunciado el 19 de febrero del 2013. Una empleada del servicio de la ORA que vigilaba la calle Calvo Sotelo vio como en el parabrisas de su Audi Q7 había un papel que daba la risa.