Las discotecas son para el verano

tania taboada

A CORUÑA CIUDAD

PALOMA FERRO / SENÉN ROUCO

La sala Pelícano de A Coruña resucita un modelo que parecía en declive

26 jul 2016 . Actualizado a las 16:46 h.

Sábado. Dos y media de la madrugada. Euforia en la zona coruñesa de la Marina. Cientos de jóvenes hacen cola junto a las dos taquillas de la discoteca Pelícano para acceder a la sala. No les importa la espera. Tampoco, los ocho euros que cuesta la entrada. Lo importante es entrar y disfrutar del local que está arrasando este verano. Antes de acceder tienen que pasar unos tres filtros para cotejar su identificación.

«Desde que abrió venimos todos los sábados. Estamos aquí toda la noche y nos pasa rapidísimo. Nos encanta la música, el ambiente, todo», comentaba una chica en la cola. Acudía con su pandilla de Santiago. Tenían entre 22 y 25 años. No se trataba de una excepción llegada de fuera. «Somos de Lugo y venimos con frecuencia. Cenamos por aquí, tomamos la primera copa en algún local del Puerto de Ocio y, luego, venimos a Pelícano», comentaba un lucense que estaba con sus amigos en la pista superior. Pero, por supuesto, hay representación herculina. «Somos de Coruña y fieles. Nunca habíamos tenido una sala con estas características en la ciudad», valoraba otro joven en la pista.

Mitad y dos cuartos. Lo detalla el encargado de sala. Del 100% de los asistentes a la discoteca, el 50% son jóvenes de A Coruña. Del otro 50%, un 25% proviene de otros lugares gallegos. El 25% restante, de otras comunidades autónomas de España. Todos pueden traspasar la puerta desde la medianoche y permanecer dentro hasta las seis y media. Caben hasta 3.000. A primera hora ya hay gente. Pero cuando todo alcanza el punto perfecto para estallar es alrededor de las cinco de la madrugada. Jóvenes bailando. Copas en la barra (a seis euros). Y el DJ dictando el ritmo.

A 70 grados bajo cero

El tema rompe. Alcanza la cúspide. Una petición desde la cabina: «¡Chicos, esos brazos arriba!». Todos cumplen la orden. Llega el megatrón. Se trata de un dispositivo con 29 salidas de aire frío en siete zonas diferentes de la sala. Una descarga de CO2 sobre la pista. Transmite mucha energía y adrenalina a los que están bailando. El gas que suelta provoca la sensación de estar empapados. No es para menos. El aire sale a 70 grados bajo cero. Cuando llega a la gente sube a unos menos diez grados. Sin embargo, cuando se disipa uno se toca y ¡está seco!

El público mayor suele elegir la pista de arriba para pasar la noche. En la segunda planta la gente está más tranquila. Toma su copa. Charla. Echa una visual a los que están abajo bailando. Otra cosa. En la segunda planta hay dos barras y una terraza, de 400 metros cuadrados.

Iluminación por un tubo

Algo que llama mucho la atención es el denominado Truss Circular. Este dispositivo de enormes tres aros se encarga de sujetar los focos y los motores que suben y bajan constantemente sobre la pista. Se sitúa a escasos centímetros de los asistentes. No sorprende que la iluminación deje al público impresionado.¿ Lo habitual en una discoteca? Unas 100 cabezas robóticas. Aquí hay 243. Según el personal, se trata de la sala de España con mayor puntos de iluminación.

La pantalla también deja boquiabierta a la gente. Su dimensión es de 120 m2. A cuatro metros ves todo. Se trata de la discoteca con la instalación más grande de Europa. Muchos que optan por estar en la pista de abajo, en el ambiente de música más discotequera, pero con la opción de sentarse y tomar una copa descansado. Para ello disponen de 21 islas de reservados. Zonas que los asistentes alquilan para sus fiestas particulares.

Siete de la mañana. Pelícano se prepara para echar la llave. La noche llega a su fin. Amanece el día y cada uno regresa a su casa.