La calle Orzán es el nuevo Instagram

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

19 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A veces, tiene delito, una prima experta en tendencias es mejor guía de tiendas de la ciudad que cualquier folleto. ¡Aunque la prima en cuestión no viva aquí! Una pantalla, cinco minutos, y descubres que Instagram, en realidad, rima con Orzán. Que cuando una viene de fuera descubre muy pronto que a veces es como mentar a la bicha. ¿Que vas a vivir en la calle Orzán? ¿Estás loca?

Pero hagan la prueba. De la Cormelana a Panaderas, la calle es una mezcla maravillosa del barrio antiguo, de los locales (y sus clientes) de toda la vida, con una nueva generación. ¿Esperan encontrar algún antro legendario? Los hay, claro. Pero para los que no hayan vuelto desde que a las seis de la mañana iban a por la última al Rus, que sepan que ahora es una respetable cafetería. Está en Instagram, claro, como el Ledicia, como el local de Ketola y sus talleres. Como la perfumería Lily and White, que parece sacada de una revista de diseño. Una puede estar buceando en potingues y aparecer un hombre preguntando a Mara, la dueña, si puede hacer fotos de la reforma.

Y es que están cambiando la imagen del barrio. Ahora que los blogueros quieren que los llamen influencers y que las tiendas ya no son tiendas sino concept stores, y que uno no es nadie si no tiene followers [todo en inglés que mola más], pisar la calle Orzán no deja de demostrar que, antes de poner los ojos en blanco y criticar el postureo virtual, estaría bien conocer a los que suben las fotos a la Red: es como abrir una ventana a otro mundo, a otra forma de ver el barrio. Dice Gabo, de la tienda de bicis Infinite Project, que mucha gente los conoce por las redes, pero que lo que realmente funciona es el boca-oreja. En las paredes, además de ruedas y manillares, las propuestas de diseño de otra firma local, Rombo. Porque así es esta calle: una tienda te lleva a otra, sea porque Gabo te manda a Old Glories, la barbería y estudio de tatuajes de al lado, sea porque la etiqueta de un detalle te hace descubrir que ese estante que parece salido de Copenhague lo han diseñado aquí.

Hace un mes abrieron las últimas, muy cerca ya de Panaderas, con dos mujeres al frente llegadas de fuera de Galicia: la mercería Pam Smith la ha montado una barcelonesa. Casi puerta con puerta, una canaria llegó por amor y acaba de abrir una floristería que vende mucho más que flores, Aura Bohème. Y las dos parecen apreciar más la calle que los ctv. ¿Será porque a veces resulta más fácil quedarse en la superficie, la de la pantalla, la del prejuicio de creer que una zona de la ciudad tiene que vivir atrapada por su pasado? Hay que hacer la prueba, subir y bajar la calle. No hay etiqueta en Instagram que resuma lo que puede llegar a ser.