«Cuando llegué aquí, era todo monte y aún había militares en San Pedro»

natalia pablo, c. a. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CéSAR QUIAN

El director del área de seguridad nació en Monte Alto, pero tras 16 años, puede presumir de conocer los orígenes de la zona

24 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos García Touriñán puede presumir de haber visto crecer Los Rosales desde prácticamente sus orígenes. Dieciséis años lleva el director del área de seguridad ciudadana en la zona, mientras que la construcción del barrio se remonta hasta la década de los noventa.

«He llegado justo a tiempo, a las diez clavadas», exclama Carlos mientras atiende una llamada telefónica. A lo largo de la mañana, su móvil no deja de sonar: «Soy demasiado responsable, me cuesta mucho desconectar de mi trabajo», reconoce. Aun así, para Carlos, el barrio es su «refugio, el lugar donde me siento tranquilo».

El recorrido empieza en plaza Elíptica, el centro neurálgico del barrio. «Aquí, [señala con el dedo] jugaban mis hijos cuando eran pequeños», relata. De hecho, recuerda con cariño a los niños jugando en el recinto, mientras que él, su mujer y algunos padres de otros pequeños hacían tiempo en alguna terraza. Mientras pasea, empieza a rescatar recuerdos: «Los primeros diez años me pasaba el día aquí, mis hijos estudiaban en el Calasanz y estaba anclado a Los Rosales, ahora no puedo pasar aquí todo el tiempo que me gustaría», lamenta.

Bajando por la calle Manuel Azaña, Carlos comenta todo lo que esta zona puede ofrecer: «Tenemos de todo, hay bares, supermercados, abogados, están los cines al lado... No podemos pedir más», sentencia. Lo cierto es que, a lo largo de la calle principal, hay decenas de tiendas, cada una distinta a la anterior.

Por la mañana, cientos de coches circulan por allí, y la mayoría no regresan hasta la noche: «Los Rosales es residencial, la gente se va temprano y hasta la tarde o la noche no vuelve, en ese momento es cuando más bullicio hay», admite.

Antes de Los Rosales, Carlos vivió en Monte Alto, donde está la casa de sus padres y a donde, según comenta, va siempre que puede «a gorronear», dice con sorna. Después, sus pasos le llevaron hasta el Agra do Orzán y por último, acabó en el barrio en forma de rosa. «Cuando llegué aquí, era todo monte y aún había militares en San Pedro, aunque ya se estaban yendo», cuenta. «Había mucha incertidumbre porque no sabíamos en qué se iba a convertir todo esto», continúa.

Sin embargo, conserva recuerdos de antes de la construcción: «Cuando era niño, había una romería enorme donde está la calle Manuel Azaña. Recuerdo que venía con mis padres y comíamos aquí», cuenta.

Durante la conversación, se cuela también el centro comercial que, aunque no está pasando por su mejor época, en su momento fue toda una revolución: «Teníamos los cines más modernos», presume. Con todo, cada vez que Carlos quiere ver alguno de los estrenos de la cartelera, vuelve al lugar: «Me queda al lado de casa. Me da mucha pena que no tenga el auge de hace unos años».

Cuando le toca hablar de la gente del barrio, no le cuesta escoger las palabras: «Es un vecindario de mediana edad, trabajador y muy agradable», explica. A la altura de la calle Alfonso Rodríguez Castelao, la conversación se centra en los edificios: «Estos fueron los primeros en construirse. Al principio, solo estaba la Compañía de Tranvías. Si te fijas en las ventanas de los edificios, [señala a uno y otro] no hay carteles de "se vende" o "se alquila"», dice. Lo cierto es que en los inmuebles, no se ve ni el primero de estos rótulos. «Nadie se quiere ir de aquí», cuenta. Puede que Monte Alto sea su barrio de origen, pero en Los Rosales, Carlos ya ha echado raíces.

La edad media de los vecinos de la zona es inferior a la del resto de la ciudad

Los Rosales es uno de los barrios más jóvenes de la ciudad. Su construcción se remonta hasta la década de los 90, y cuenta con una superficie de 305.000 metros cuadrados. En su momento, esta zona se vio revitalizada gracias a la construcción del centro comercial en 1996 y la ampliación del paseo marítimo. La media de edad de los vecinos está entre 38,1 y 39,9 años, inferior a la media coruñesa. El porcentaje de población menor a los 20 años supone un 20,2 % mientras que la cifra de mayores de 64 es de 8,9 %. Las pensiones oscilan entre los 1.022 y los 1.116 euros al mes y el número total de pensionistas es de 757. Este barrio se caracteriza por su amplia oferta de locales, que ofrecen todo tipo de servicios. Sin embargo, destaca especialmente por la hostelería.