Adolfo Bobadilla: el psiquiatra y el hombre que se dedicó a los demás

Manuel Serrano

A CORUÑA CIUDAD

El doctor Adolfo Bobadilla en 1990
El doctor Adolfo Bobadilla en 1990 A. HERNÁNDEZ

27 oct 2016 . Actualizado a las 20:13 h.

Ayer nos dejaba el doctor Adolfo Bobadilla Pardos a los 80 años de edad, tras dedicar toda su vida a la Psiquiatría y a su estudio. Adolfo era fundamentalmente padre de familia de 7 hijos, de los cuales casi la mitad se han dedicado al campo del cuidado de los demás, vocación y aprendizaje que Adolfo transmitió no solo a sus hijos, sino a los que estuvieron siempre junto a él.

Podemos decir que se nos fue uno de los profesionales más relevantes de nuestra ciudad, a la que dedicó toda su vida profesional. Inició sus estudios en Pamplona, donde se licenció en Medicina y Cirugía en 1961, haciéndose especialista en Psiquiatría en 1967 y complementando esta con la especialidad de Neurología y de Medicina del Trabajo en 1968.

Ejerció la mayor parte de su vida profesional en A Coruña. Sus inicios fueron en Betanzos y Ferrol, en donde estructuró las bases necesarias para el tratamiento de los enfermos de alcoholismo, actividad que realizó con gran tesón y dedicación en los años 60 y hasta el 2000, y que completó como psiquiatra de sanidad pública desde 1963 hasta su jubilación. Es de destacar su gran labor como vicepresidente de la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga, que ejerció desde su constitución hasta la actualidad, pues no en vano fue su cofundador.

Sus pasiones siempre fueron los trastornos adictivos y la nosología psiquiátrica y neurológica, sin olvidar su gusto por los viajes. Esto le permitió desarrollar su actividad asistencial como especialista en Psiquiatría y Neurología tanto en el ámbito privado como público. Destacar su labor docente como profesor asociado de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Santiago, así como profesor de múltiples cursos de posgrado de la Universidad compostelana y de la delegación de Sanidad de A Coruña, con una especial dedicación a temas legales y de alcoholismo. Fue, además, miembro de las asociaciones gallega y española de Psiquiatría.

Quisiera destacar sus valores como persona, compañero y padre con un gran sentido de responsabilidad hacia su profesión y hacia los suyos. Y su sabiduría, entendida como el grado más alto y profundo de conocimiento, en el tratamiento de los enfermos y de las vivencias de su propia enfermedad. Sin dejar de hacer notar su gran honestidad científica, que le llevó a entendida en términos de apoyo a los que más lo necesitan, alcohólicos y otras drogadicciones.

Se nos marcha el último de una generación que supuso el principio de los que hoy somos los profesionales que nos dedicamos en A Coruña, a continuar su labor. Descanse en paz.