Paloma Orjales: «Aunque dirijo una agencia, la verdad es que viajo poco»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

04 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un buen día fue a echar una mano a la empresa de su padre. «Y me enganché», recuerda Paloma Orjales Mariño, que entonces tenía 25 años. Ahora acaba de cumplir 44 y es la directora de Viajes Orzán, que cuenta con una plantilla de más de veinte personas «sin contar Orzán Congres, que dirige Yolanda Barbeito», precisa. Me enseña las instalaciones de la agencia ubicada en Primo de Rivera. En la planta que da a la calle varias mujeres (no veo a ningún hombre) atienden a clientes en persona y vía telefónica. En el primer piso hay quince empleados, una decena dedicados al sector de empresas y el resto a administración. «Hay compañías más grandes, pero en toda Galicia no hay un punto de venta con tanto personal», destaca. Parece increíble con la crisis que hemos pasado y si tenemos en cuenta que todo lo que ofrecen se puede hacer desde el ordenador de casa. «Por fortuna hay gente que valora el servicio. Hay que fijarse en el detalle, personalizar los productos. La crisis tuvo muchas cosas malas, pero hubo empresas que decidieron salir fuera de España en busca de oportunidades y, al final, son personas que viajan y nos necesitan. Ahora mismo el 80 % de nuestro volumen de negocio viene de las empresas y el 20 % es vacacional. Además, a veces tenemos mejores tarifas que Internet», analiza Paloma.

Herencia paterna

Charlamos en su elegante despacho. Su padre, de 75 años, recoge unas fotografías y dice que se va a comer con unos amigos de la infancia. «Nos conocemos desde hace siete décadas», comenta Moncho sobre sus compañeros de parranda. «De mi padre aprendí todo y es un hombre que ha viajado mucho. Nos inculcó valores como el esfuerzo y la honestidad», afirma sobre su progenitor, que abrió la primera agencia en 1978 en la calle Real.

Dice que lleva muy bien el paso de los años, pero no se cuida mucho. «Nunca he sido de hacer deporte. Como de todo, pero con moderación. Mi bollito de pan diario no lo perdono», comenta. Está casada y es madre de tres hijos de 12, 11 y 8 años. «Mamá, eres muy pesada», es la frase que más escucha y «solo oigo la música que oyen los niños, qué le vamos a hacer. Llevo toda la vida con mi marido y soy muy familiar», apunta. No soporta la hipocresía, la mentira... «No soy nada retorcida», sentencia esta coruñesa que se formó con monjas, primero en el Cristo Rey de Oleiros y después en la Compañía de María. «Conservo a las amigas de entonces», dice. Estudió Económicas en la Universidade da Coruña y terminó en Santiago.

Entre América y Asia

En casa del herrero... «Aunque dirijo una agencia, la verdad es que viajo poco. Me encanta viajar, pero dispongo de poco tiempo y también hay que tener en cuenta el aspecto económico. Querría conocer algo de Asia, pero siempre tiro más para América». Dice que le sorprenden los lugares a los que viajan los gallegos para ganarse la vida y que cada día se percibe más la globalización. «Vendemos muchos viajes a Perú, Colombia, Chile... La gente viaja mucho también a Norteamérica y a lugares más lejanos como China, la India o Japón. En lo vacacional nos sigue tirando la playa», reflexiona. Es de las que piensan que Alvedro y Lavacolla «tienen que ser complementarios. Y el AVE será competitivo si ofrece la posibilidad de ir y volver en el día con comodidad de horarios», comenta Paloma, que reconoce que «no me resulta agradable volar, pero no me da miedo». Su hermana Marina, que trabaja en la oficina, viene a indicar que se marcha, que es la hora de comer. Es cierto, hay que despedirse. «Somos una agencia tradicional, pero hemos evolucionado», sentencia Paloma con gesto amable.