Las hermanas de la vieja cárcel no comparten destinos

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Solo Lugo tiene avanzado su proyecto de restauración, mientras que la de Ourense está en estado ruinoso

05 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Allá por los años noventa la construcción y apertura de las nuevas prisiones provinciales -Teixeiro, A Lama, Bonxe y Pereiro de Aguiar- dejaron vacías las viejas cárceles de las ciudades, muchas veces edificios obsoletos que en algún caso, como el de Lugo, habían nacido en el siglo XIX.

Las antiguas celdas, eso sí, tenían una ubicación privilegiada comparada con las actuales, pero los inmuebles quedaron abandonados y aunque en casi todos los casos hubo un aluvión de ideas para darles nuevos usos, a día de hoy todavía ninguna los tiene, aunque la de Lugo está muy cerca tras años y millones de euros -más de cuatro- invertidos en la obra.

Ahora que A Coruña ha desbloqueado el acuerdo con Interior para una cesión -temporal, pero cesión- de la vieja prisión provincial, el mejor espejo en el que puede mirarse es el situado en el municipio lucense. Allí el consistorio ejecuta una obra bajo un proyecto de Creus y Carrasco que se convertirá, seguramente en el segundo trimestres del año próximo, en un gran centro social y cultural. Pegado a la muralla, tendrá un auditorio y una biblioteca, cafetería y salas de exposiciones, además de albergar el servicio de arqueología lucense. El proyecto mantiene las celdas y elementos del viejo edificio para conservar el espíritu del inmueble. En Ourense, la prisión situada en la calle Progreso está en un estado lamentable. En su caso, como en el de A Coruña, ideas no faltaron para buscarle un fin. Iba a ser un centro de arte dramático, un balneario... Finalmente no fue nada y sigue cerrada y desmoronándose al igual que le sucedía a la cárcel coruñesa aunque, eso sí, con una diferencia. El inmueble de la Torre todavía está en manos de Interior, mientras que el de Ourense es de titularidad municipal desde el año 2001. Ourense también tuvo que pasar por un duro proceso de negociación con la SIEP -el ente del Estado propietario del inmueble- para lograr el edificio. En A Coruña se dirime en los juzgados si hay que pagar o no al ministerio 1,2 millones de euros, cifra que se firmó en un convenio del año 2005. En Ourense la compra se hizo mediante permuta por un solar edificable.

En los casos de A Coruña y Ourense los años han pasado una dura factura a unos edificios que, cada día, cuesta más restaurar por el estado de deterioro en que se encuentran. Con todo, la situación podría haber sido peor: en Pontevedra la antigua prisión fue demolida para edificar en su lugar un juzgado.

En A Coruña, mientras no se dirima judicialmente el precio de la titularidad, se hará una intervención mínima -300.000 euros- para evitar goteras y filtraciones. Falta por definir el proyecto. Ideas no faltan. Hay que buscar los fondos.