A Coruña metropolitana

Juan Díaz Villoslada PLAZA PÚBLICA

A CORUÑA CIUDAD

08 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante la presentación en 2009 de la revisión del PGOM por parte del entonces alcalde Javier Losada, su autor, el profesor Joan Busquets, recalcaba la vocación metropolitana del nuevo documento urbanístico, que debía definir el futuro de la ciudad. Las principales ciudades españolas y europeas han transformado su crecimiento apoyándose en estrategias metropolitanas.

Nuestra ciudad, de 250.000 habitantes y de tan solo 37 km2, se proyecta más allá de sus límites, alcanzando los 300.000 habitantes en un todo urbano continuo y algo más de los 400.000 en su corona metropolitana. Pero también los municipios que conforman el área proyectan su actividad sobre la ciudad cabecera. Y esta relación de reciprocidad no solo se produce en el ámbito laboral y económico, sino también en el cultural, el sanitario, en el ocio o el deporte.

El nuevo puerto exterior y la reordenación del puerto interior (que por cierto, no debería hacerse de espaldas a la ciudad), el futuro del aeropuerto de Alvedro, una gestión inteligente de los polígonos empresariales del área, el modelo de gestión de residuos o la planificación del transporte público y de las nuevas infraestructuras exigen, desde hace ya tiempo, una visión supramunicipal. El importante sistema sanitario de A Coruña, el creciente tejido tecnológico o nuestra Universidad precisan de una planificación que supere localismos que nos puedan anquilosar.

Nuestra comarca aporta, según el pasado informe Ardán, un 38 % de la riqueza que producen las principales firmas gallegas, el 40 % del Valor Añadido Bruto de Galicia. En el último informe publicado por el Igape sobre la economía municipal de Galicia, el área coruñesa ocupa el primer puesto con el 20,5 % del PIB gallego (el empuje del municipio de Arteixo es clave); y por primera vez, y gracias al textil, A Coruña se sitúa a la cabeza en exportaciones.

Pero siendo importantes los datos de coyuntura económica para conocer nuestras potencialidades, lo esencial es que las personas puedan disfrutar, sin brechas socioeconómicas, de mejores estándares de vida.

La Declaración de María Pita suscrita a finales del 2016 por gran parte de los regidores municipales del área es un primer paso para la puesta en marcha de la ciudad metropolitana. Pero su éxito estribará en alcanzar el máximo consenso de todos los agentes sociales, políticos y económicos que deben implicarse en el proyecto. Ponerle puertas al campo no parece inteligente. Apostemos por hacer realidad este esfuerzo colectivo en el 2017.