Los tiempos cambian: los socialistas coruñeses ante las nuevas demandas

Javier Losada TRIBUNA ABIERTA

A CORUÑA CIUDAD

20 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los tiempos cambian. Y mucho. Sin embargo, hay una serie de constantes que mueven a las sociedades de forma invariable. Saber a dónde se quiere ir, explicar qué se quiere hacer y tener credibilidad en el relato son algunas de ellas. Los socialistas coruñeses lo sabemos bien. Con una hoja de ruta clara, con los actos ligados a nuestra palabra y con la realidad percibida tras los discursos transformamos y modernizamos la ciudad. Lo hicimos muchas veces en total sintonía con los vecinos y en alguna ocasión con incomprensiones producto del contexto social.

Con una confianza que supimos administrar con mayorías absolutas y relativas. Entendíamos que lo más importante era la coalición con los ciudadanos, pero no desechábamos la negociación, el diálogo y el acuerdo con otros partidos para dar estabilidad. Lo podíamos hacer sin temor porque teníamos un proyecto autónomo y definido. No teníamos miedo a las decisiones, porque nuestros actos de gobierno nacían de un proyecto de ciudad y de un relato ideológico que entrelazaba las aspiraciones de los vecinos. Eso nos llevó a levantar a una ciudad de su letargo y hacerla despegar, garantizando solidaridad e igualdad.

Por ello, los socialistas debemos estar orgullosos de lo hecho. Sin dudar de que nuestros gobiernos han dejado un saldo más que favorable. Me atrevería a decir que los gobiernos posteriores han vivido de rentas y hoy la ciudad se sostiene, a duras penas, gracias a los cimientos que asentamos en décadas pasadas.

Ahora vivimos momentos convulsos, es cierto. Y como hicimos siempre debemos dar respuesta a ellos con seguridad, sin plegarnos a la fatalidad. Es una de las raíces del socialismo: dar respuesta a las nuevas demandas y necesidades de los que solo tienen la fuerza de su voto para cambiar el rumbo de sus vidas. Para ello tenemos que saber, en primer lugar, qué queremos hacer con la responsabilidad que nos dieron los votantes, pues nada será posible a excepción de dar bandazos, si no sabemos cómo ayudaremos mejor a los coruñeses: si coparticipando en un gobierno donde tengamos la posibilidad de desarrollar un proyecto a compartir o desde el combate sin tregua ante un proyecto radicalmente distinto al nuestro. Habrá que elegir y exigir posteriormente.

Además, será clave tener definidas las necesidades de la ciudad en esta segunda década del siglo con la misma claridad con la que definimos las de las anteriores. La potencialidad de una ciudad generadora de intelecto no tiene la misma respuesta que cuando el problema era la modernización de los servicios y la obsolescencia de la actividad comercial. La necesaria cohesión social de una ciudad en este momento no es la misma que en nuestras etapas de gobierno, por lo que las respuestas no pueden ser las mismas.

Hoy la respuesta tiene que ir dirigida a dar solución a los problemas cada vez mas intensos de los mayores, a la aparición de familias empobrecidas necesitadas de mecanismos educativos, económicos y sociales que les sirvan como ascensor social y económico para recuperar cotas de bienestar y de futuro. A darles a nuestros jóvenes seguridades, para que sus esfuerzos encuentren el campo abonado y puedan realizar sus sueños.

Por tanto, la cohesión social de este nuevo tiempo no consistirá en dar rentas o apoyos básicos, que también, sino que deberá ir dedicada a la salida de la situación sobrevenida. Eso exige nuevas políticas sociales, nuevos agentes a pie de calle y nuevas herramientas de formación.

Hoy la respuesta tiene que edificarse sobre pilares de gran fortaleza, que los tenemos, para ejercer el liderazgo económico y social. El puerto, la empresa textil, logística e innovadora más importante del mundo, multitud de empresas nacidas y crecidas al rebufo de ella, y una universidad altamente preparada, deben formar parte de un plan estratégico fruto del acuerdo, la cooperación y la suma de sinergias.

Necesitamos, para ello, de infraestructuras de conexión territorial y apostar de nuevo por la calidad de vida. Porque también el futuro nos habla de vecinos y empresas que apostarán por la ciudad si posee servicios de alto nivel, conexiones rápidas, y nos ven como una urbe sostenible, respetuosa con el medio ambiente.

Y hoy la respuesta, como siempre, más aún en los peores momentos, tiene que ser política; debe construirse desde el convencimiento de que la política es la única herramienta capaz de transformar y hacer progresar la sociedad. No podemos dejar que se desacredite la política. Debemos recuperar la política con mayúsculas para que la ciudadanía vuelva a creer.

Estoy seguro de que el socialismo puede dar estas respuestas. Es más, está obligado. Y con la garantía de que en A Coruña lo supimos hacer. Por ello, aunque los momentos son convulsos y nos preocupan, no debemos de tener miedo a los cambios. Si somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, seguro de que seremos los socialistas, otra vez, los que devolveremos la fortaleza y la ilusión a la ciudad.