José duerme debajo de un puente

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

11 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un hueco en la tierra, gélido como un témpano de hielo y rodeado a veces de basura y excrementos, es la madriguera oculta bajo Alfonso Molina en la que duerme José, el sintecho al que el periodista Rodri García entrevistaba ayer en estas páginas. En ese agujero busca José la manera de acurrucarse para defenderse del frío y de la humedad que le atraviesan la carne cada noche de invierno, implorando para que ningún desaprensivo le prenda fuego, en su ausencia, al saco de dormir y a las viejas mantas que custodia como su mayor tesoro.

Pero el bueno de José ya puede quedarse tranquilo. El plan de reforma de Alfonso Molina que maneja el Ayuntamiento -y que es también el de los pasos para batracios- prevé adecentar los puentes de Lavedra, mejorando sus condiciones de cobijo para que al menos no llueva debajo.

No sé si esto sosegará mucho a José y a otra veintena de personas que tienen la desgracia de encontrarse en estas condiciones, pero ha dejado muy inquieta a buena parte de la ciudadanía, impactada por lo que está leyendo estos días en La Voz.

Tal vez el resumen más preciso lo haya hecho Diego Utrera, director del Hogar Sor Eusebia, «cabreado, estupefacto, sorprendido e indignado». Sor Eusebia tiene en marcha el proyecto Micasita para alojar a personas con el perfil de José, pero lleva un año pendiente de trámites burocráticos, como que el Ayuntamiento decida qué parcela habilita para instalar las veinte viviendas de la iniciativa.

Lo primero que llama la atención del plan para los puentes de Alfonso Molina es que, una vez detectado el problema de los indigentes, no se proponga una solución para erradicarlo, sino un parche para disimularlo: al menos, que no llueva debajo. Aplicando este modelo, si mañana huele a alcantarilla en los Cantones, perfumamos la zona con colonia, y a correr.

Pero lo que de verdad asombra es la frivolidad con que se aborda un problema social y ético de primer orden, el de los sintecho, mientras en las cuentas se regatean subvenciones a entidades que llevan décadas ayudando a los desfavorecidos; en especial, a los que han tenido la desgracia de acabar debajo de un puente.

Digamos que en todo esto alguien ha estado... reflexionando fuera del tiesto. Y por si no queda clara todavía la gravedad de este planteamiento delirante, ahí va un breve recordatorio del artículo 47 de nuestra Constitución: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo ese derecho...». Y es posible que José no tenga ni idea de leyes, pero, sobre dignidad, seguro que puede dar unas cuantas lecciones.