Si hay algo que le guste a un coruñés es allanarte el camino con rapidez y decirte que ha encontrado un atajo. Por eso no hay uno en esta ciudad que llegue a Marineda por el mismo sitio, que no te asombre con su conocimiento de las corredoiras que pueden dar a Vioño, a la rotonda de A Grela o que no se conozca mejor que la palma de su mano todas las salidas del centro comercial. Que hay unas cuantas. Eso, claro está, dentro de la categoría de los que suelen ir a comprar allí, que no son pocos. En cada puerta de entrada podría haber un coruñés dispuesto a soplarte en la oreja que su recorrido para llegar a Marineda es el más corto con argumentos de peso. Sobre todo si no va por la tercera ronda, que se ha hecho el talismán de la mayoría de los que quieren acceder rápido a la gran superficie.
Yo, a Marineda, dicho sea de paso, jamás voy en hora punta, pero no sé por qué razón, si responde a un instinto de supervivencia natural, aparco en el mismo sitio siempre. En la misma zona siempre, en el mismo color siempre, tal vez para no perderme en el laberinto de columnas del aparcamiento y ganar minutos de eficacia en el consumo. En Marineda, y en Coruña por extensión, no estamos para perder el tiempo, así que somos capaces de repetir como en un circuito de fórmula uno el trayecto mil veces, con la efectividad y energía que le ponen los pilotos profesionales. Con el regusto sabio también de poder echarnos en cara después que hemos hecho la mejor marca de tiempo.
Si no cojan un cronómetro y escuchen con qué precisión nos relatan algunos coruñeses cómo conquistar Marineda en tiempo récord. «Yo aparco siempre en Ikea, que allí durante la semana siempre hay plazas»; «Yo entro por El Corte Inglés, aparco allí, y sí o sí salgo por el Mercadona»; «la única manera de evitar el atasco es meterse por la corredoira de atrás, la que va a dar a los bomberos»; «Si vas por la tercera ronda ni de coña subas hasta As Rañas, quédate en la primera rotonda y gira en los taxis, a la altura del Carrís, a la derecha». «Si hay follón de tráfico fuera, y vas a Ikea es mejor meterte por el párking de El Corte Inglés y seguir por dentro las señales que te van guiando»... Cualquier atajo vale la pena, antes que quedarte con cara de panoli y asumir que te has chupado todo el mogollón de coches sin dejarte guiar por la inercia de nuestro ADN, la misma que nos pone como aguilillas al volante en otros tramos de la ciudad.
Todos los caminos nos llevan a Marineda, pero aprovecha ahora y antes de que el colega de al lado te ponga el GPS, impón tu ruta personal y dile esa frase que todo coruñés espera decir en algún momento: «Métete por aquí, que llegas antes».