El acento coruñés de Amancio

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

30 mar 2017 . Actualizado a las 19:33 h.

El otro día al ver en televisión al exfutbolista Amancio hablando de los tiempos de la quinta del Buitre me sorprendió que después de cuarenta años viviendo en Madrid su acento coruñés siguiese intacto. Como si no se hubiera marchado jamás. A Amancio le pasa como a Luis Suárez, que cada vez que lo oyes en la radio te da la sensación de que jamás ha salido de esta ciudad, con ese deje tan característico nuestro. Recuerdo que en una ocasión cuando unos amigos mexicanos vinieron de visita y oyeron unas declaraciones de Paco Vázquez me preguntaron en qué idioma hablaba. La entonación tan marcada le confería a sus oídos la posibilidad de tener un idioma único. Y no digo que no.

Amancio Amaro
Amancio Amaro BENITO ORDOÑEZ

Hay personas a las que enseguida se les pega el acento y otras que, pase lo que pase, se mantienen imperturbables en sus raíces, con las características genuinas de su habla. En Coruña, claro, tenemos esos modos que nos dan un estilo lingüístico singular, que incluso ha forjado una lengua propia, el koruño, con el que en mayor o menor grado todos estamos en contacto. Lo pensaba hace unos días cuando escuché una conversación en la que un chaval le decía a otro por teléfono: «¿Qué pasa, chorbito?», «Al final ayer ¿qué cenaste de jala?». Y enseguida me acordé del monólogo de Quico Cadaval, que es un éxito en YouTube, en el que va caricaturizando nuestra forma de ser y de hablar con un humor extraordinario. Con esa esencia tan koruña, él dice «patriótica», «de estar orgullosos de algo accidental». Cadaval lo cuenta con esos ejemplos de barra de bar que le dan mucha más veracidad. Como cuando asegura que una vez oyó que un tipo le decía a otro: ¿Ti nunca saíches de Coruña? Y el otro le contesta: ¿Pa qué?». O el que dice:

-«El otro día fui a Madrid».

-«¿Y qué tal?».

- «Todas las calles dan a otras [...] No tienen Orzán, ni Dársena, ni la Torre».

Parece de chiste si no fuera verdad, si no fuera verdad que a veces el gen coruñés se hereda y no sabes muy bien por qué sale de repente en el lugar menos pensado. Le pasó al pequeño de mis hijos hace unos días; nada más aterrizar en Barcelona, su padre y yo tratábamos de impresionarlo mostrándole la grandeza de la ciudad condal, pero al llegar a la plaza de Cataluña le salió el gen con la fuerza natural de los 8 años: «Es más grande María Pita». Y entonces te preguntas qué hay en este ambiente, en esta cadena de ácido desoxirribonucleico, en este aire de Riazor, para ver la realidad con este particular acento, más allá del tópico cheli, que cambia chicos por notas, coches por bugas, y la casa por el kel.

Es mejor que vean el vídeo de Cadaval contando cómo ven los coruñeses esa Castilla ancha y llana según dejan atrás Pedrafita: «¡Arre la hostia, aquí todo el día es marea baja!». Pónganle, eso sí, nuestro acento.