Ángeles Santos: «Soy poligonera en vena»

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

09 abr 2017 . Actualizado a las 22:18 h.

Es una explosión de color. «Siempre estoy en primavera. Mi favorito es el rosa y también soy muy de rojo», comenta, siempre elegante. «Pues no dedico nada de tiempo a vestirme, pero soy muy resolutiva. Siempre salgo a toda prisa de casa y soy de la que se maquillan en el coche», asegura sonriente esta mujer acostumbrada a vestir vestidos y tacones. «Doy una imagen diferente a lo que soy, siempre me lo dicen. Hay gente que se piensa que soy seria, y soy divertida, que tengo pinta de estirada, y lo que más valoro es la humildad. Cuando me conocen se suelen sorprender gratamente», analiza María Ángeles Santos Casal, gerente de la Asociación de Empresarios de Bergondo, donde empezó a trabajar en el 2004. «Soy poligonera en vena. Me encanta viajar y dedico parte de mis vacaciones a ver polígonos industriales. Tengo amor por las empresas y los polígonos», afirma divertida. Charlamos en la cafetería Manhattan de la plaza de Pontevedra. La tarde es primaveral como ella, que luce un moreno imponente. «No es de ir a la playa o al solarium. Los de la aldea leemos por las mañanas La Voz en el jardín. Es la ventaja», comenta esta vecina de Guísamo que tiene el corazón repartido entre Betanzos, Bergondo y A Coruña. Hablando de corazón, está soltera y sin compromiso. Se ríe.

Afición florida

En casa, para los vecinos y en el Ayuntamiento de Bergondo es María. Para las amigas, Gelines. «La familia y las amigas, algunas lo son desde los 3 años, son fundamentales en mi vida», comenta Ángela, como la conocen el resto. Tiene una ahijada de 4 meses, Manuela, que dice que es su debilidad. «Tuve parejas, pero no funcionaron. No soy nada complicada, pero mi vida laboral me requiere mucho tiempo. No encontré a la persona adecuada», se sincera. Tiene 37 años. «Soy de la cosecha de 79, pero siempre digo que tengo 30». Estudió en la Grande Obra de Betanzos y después Ciencias del Trabajo y Relaciones Laborales. «En realidad soy una periodista frustrada. Empecé a preparar unas oposiciones para profesora de secundaria y dos ofertas de trabajo se cruzaron en mi camino. Entre todo esto y las anécdotas del polígono daría para escribir un libro. Nos pasa de todo, somos el 112 empresarial», relata. Colabora con ARC Asesores, la empresa de su prima, «que es como una hermana», y tiene una afición que es un trabajo. «Dedico el tiempo libre a trabajar. Compro flores aquí y en Holanda y hago decoración floral en eventos. Soy florida».

Un mundo de hombres

Me cuenta que, cuando empezó a trabajar en Bergondo, «vestía de colores oscuros para no llamar la atención. Tanto en el polígono, como en la Confederación de Empresarios o en la Cámara de Comercio todo eran hombres. Imagínate yo, recién salida de la universidad. Ahora no tiene nada que ver, aunque de las 290 empresas que forman parte de la asociación tan solo unas 20 están gerenciadas por mujeres. Estuve a las órdenes de dos hombres y ahora la presidenta del polígono es una mujer, Rebeca Rojal», informa Ángela, que también ha visto cómo cambió su trabajo en estos últimos años. «Ahora los servicios que prestamos son más comerciales», apunta. Dice que antes hacía más deporte que ahora, que come de lo que le gusta, aunque poco. «Toda la comida que prepara mi madre es mi favorita, en especial el arroz y la tortilla de Betanzos. A mí se me da bien elaborar postres», asegura. Sincera, obsesiva cuando algo se le mete entre ceja y ceja, sensible, observadora, amiga de los detalles, confiesa que «no sé contar hasta diez antes de hablar. Ni hasta tres». No soporta la deslealtad y la mentira y le gusta pedir consejo para al final «hacer lo que quiero». Así es esta tauro que de aquí a unos años se ve «liderando mi propio proyecto empresarial o haciendo algo relacionado con los recursos humanos», destaca antes de marcharse sonriente con su impecable traje chaqueta rojo.