José Díaz César: «No hace falta ser creyente para disfrutar de la estética de un paso»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Eduardo Pérez

El secretario de la Cofradía de las Angustias, lleva ligado a su «cofradía de barrio» desde su creación, hace ahora diez años

10 abr 2017 . Actualizado a las 14:02 h.

La Cofradía de las Angustias es la más joven de la ciudad o, al menos, la que menos tiempo lleva procesionando. Cumple este 2017 diez años de existencia. Pero su singularidad va más allá de su edad, y es que se trata de «la única cofradía de barrio, ya que, con la excepción de la de la Borriquilla, el resto salen todas por el centro», apunta su secretario José Díaz César, granadino de nacimiento que lleva la Semana Santa en las venas y que a pesar de haber llegado a A Coruña hace cincuenta años todavía conserva cierto deje andaluz en el habla al contar cómo será la procesión del Viernes Santo (20.00 horas) que parte de Nuestra Señora de Fátima, en Novoa Santos.

-Cumplen diez años y habrá que celebrarlo.

-La fecha exacta del aniversario es el 19 de diciembre, y es ahí cuando lo celebraremos. Esto no lo para nadie, tenemos más ilusión que nunca.

-¿Estuvo usted involucrado desde su origen?

-Sí, desde el principio. Y siempre tuve fe en que sería algo que perduraría. Así se lo prometí al párroco de Nuestra Señora de Fátima, Manuel Allo, que fue el que lo inició todo. Aunque realmente no depende de mí, sino de los cofrades.

-¿Cambió algo cuando falleció Manuel Allo?

-Seguimos contando con el apoyo de la parroquia, pero la cosa se complicó porque Don Manuel era un factótum que se ocupaba de todo y tenía una personalidad que lo hacía todo más fácil. Nos falta la figura señera del fundador. Le echamos muchísimo de menos.

-Cuénteme cómo surgió la idea de montar una cofradía de barrio.

-La idea fue de Don Manuel, que quería formar una cofradía para que sus feligreses, sobre todo los que estaban ya mayores o enfermos y no podían trasladarse al centro de la ciudad, pudiesen disfrutar desde sus casas de la Semana Santa. Era como un servicio a domicilio. Como sabía que yo era andaluz, me vino a preguntar si sabía algo de procesiones. Me explicó que quería dedicarle la cofradía a la Virgen de las Angustias, que es la patrona de Granada, donde nací. Así que me puse a colaborar con él. Pero no fue fácil al principio.

-¿Por qué?

-El pobre Don Manuel hacía sus diseños con más buena voluntad que conocimiento. Fui profesor en la Universidad Laboral de Fabricación Mecánica, así que algo de medidas sé. Y cuando vi el paso le tuve que decir al párroco que eso ni entraba ni salía de la iglesia. Así que fuimos modificándolo poco a poco porque al principio pesaba 1.300 kilos, el doble de lo que pretendíamos.

-¿Cuanto pesa actualmente?

-Totalmente montado, pesa 866 kilos. Dividido entre 44 costaleros, sale aproximadamente a 20 kilos por persona. Aunque este no es un valor constante, con las irregularidades de la marcha te va cayendo más o menos peso.

-¿Se apuntó la gente en ese primer año?

-Juntamos 30 costaleros. Puede considerarse un éxito, pero la verdad es que no sé cómo llegamos a la iglesia, porque aquello pesaba una barbaridad. Le echaron mucho valor. En estos momentos nos faltan cuatro costaleros.

-Habrá que buscarlos.

-Pero no vale cualquiera, porque los necesitamos para la parte de atrás, así que tienen que ser hombres o mujeres altas. Si son más bajos, no cargan, y si son más altos, cargan con todo.

-¿Y si no aparecen esos cuatro?

-Pues ya nos apañaremos. Habrá que repartirse el peso.

-¿Hay mujeres costaleras en la cofradía?

-Sí, claro. Tenemos una chica que se incorporó el año pasado y que lo hace fenomenal. ¡Ojalá tuviésemos muchas más!

-¿Qué le diría a una persona no creyente para que se acerque a ver la procesión?

-Pues que no hace falta ser creyente para disfrutarla. Tiene una parte artística, con unas imágenes que conmueven a cualquier persona sensible, no por el hecho religioso, sino por el talento que hay en ellas, por la estética. Otra parte folclórica que varía según la zona del país y, por supuesto, el elemento religioso. Quien pueda disfrutar de todo, estupendo. Pero si no, aprovecha al menos alguno de estos aspectos.

José Díaz César echa de menos algo más de tradición en la Semana Santa coruñesa: «Es muy complicado encontrar costaleros porque no hay tradición. En el sur hay colas para participar», asegura.

-Y los que se apuntan, ¿le dicen por qué lo hacen?

-Jamás se le pregunta a un costalero sus motivos. Hay gente de todo tipo, desde los 20 años hasta los 60. Cada uno de los 250 que procesionamos tiene sus razones para hacerlo.

-¿Ha dicho 250 procesionarios?

-Sí, entre los músicos, y todo el cortejo procesional rondamos esa cifra. Es un buen número para una cofradía pequeña como la nuestra. El problema es que la ciudad no lo conoce y tampoco tenemos medios para hacer una campaña grande. Lo que sí haremos para anunciar la procesión es un pasacalles el miércoles desde María Pita a la plaza de Lugo.

-¿Hay ahora más cultura de Semana Santa en la ciudad que hace diez años?

-Me temo que no mucha. Tengo que reconocerle el mérito a Salvador Peña, que ha levantado la Semana Santa en A Coruña, y el resto de cofradías vamos aportando lo que podemos. Pero tenemos que enfrentarnos a un panorama que no es en absoluto propicio. No está de moda, podríamos decir. Eso sí, lo poco que tenemos es muy bueno. En épocas difíciles, el que persiste lo hace de corazón. Si de aquí salió incluso uno de los mejores compositores de música de Semana Santa y nadie lo conoce.

-¿A quién se refiere?

-A Ricardo Dorado Janeiro, un músico coruñés que tiene una de las mejores marchas procesionales, Mater Mea, que compite con las más destacadas de Castilla y Andalucía, y aquí es un total desconocido.