Carmen Gómez Silva: «Antes de terminar Caminos ya sabía que me dedicaría a la música»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Eduardo Pérez

La cantautora por ahora piensa más en canciones que en puentes y acaba de publicar su primer disco

18 abr 2017 . Actualizado a las 00:35 h.

Pontevedresa de 27 primaveras, Carmen Gómez Silva lleva diez años en A Coruña, ciudad en la que recaló para estudiar Ingeniería de Caminos y en la que se ha quedado para desarrollar otra carrera bien distinta. El día 5 de este mes publicó su primer disco, titulado La alegría y otras penas, bajo el nombre de Carmela Pequeña: «Carmen soy solo en el DNI o para mi madre cuando se enfada. Me han llamado Carmela desde niña. Y lo de pequeña es porque en casa soy la menor, y me gusta ese papel, ser la protegida. Además, me gusta cómo suena», explica esta ingeniera-cantautora a la que le quedan dos años para terminar el grado superior de guitarra clásica y que, por el momento, piensa más en canciones que en puentes.

-Explíqueme qué lleva a una ingeniera de caminos a dedicarse profesionalmente a la música.

-Siempre tuve música en la cabeza. Toco la guitarra desde muy niña, y cuando me vine a A Coruña me dio mucha pena tener que dejar los estudios de guitarra clásica. Intenté compaginarlo el primer año, pero Caminos no es muy compaginable con nada. Así que dejé los estudios de guitarra, aunque seguía tocándola en casa, componiendo... Ya en los últimos años de la carrera me metí en el mundo de la música en directo, y me encantó. Así que cuando terminé Caminos me lo planteé en serio: o lo hago ahora o ya no lo voy a poder hacer nunca.

-Y de ingeniería, nada.

-Por ahora no. Aunque no sé qué es lo que me deparará el futuro. Pero por ahora estoy de lleno dedicada a la música.

-¿Decidió dedicarse a la música cuando vio que incluso los ingenieros de caminos tenían que irse a trabajar a otros países?

-En absoluto. Si me metí en Caminos no fue tanto por la carrera en sí como por el hecho de que a mi siempre me tiraron las matemáticas, el cálculo... Pero no tenía una vocación clara. Lo que me gustaba era tocar la guitarra, la verdad. Fue a mitad de carrera cuando vi que tenía una salida por el mundo de la música, pero claro, ya que había empezado Caminos, pues iba a terminarlo. Y aunque sabía que no me iba a dedicar a eso, tenerlo en el currículo no está nada mal, ¿no? Y nunca sabes lo que puede pasar. De todos modos, insisto, ya antes de terminar la carrera sabía que iba a intentar lo de la música, simplemente porque me llena mucho más que cualquier cosa relacionada con la ingeniería.

-Sabía que no iba a ejercer y aún así terminó la carrera. ¡Vaya determinación, la suya!

-No te creas, fue una época bastante durilla, enfrentando lo que quería hacer con lo que debía hacer.

-Conseguir vivir de la música no es algo fácil.

-Desde luego que no es fácil en absoluto. Pero claro, miro a algunos compañeros míos de Caminos y veo que tampoco ellos lo están teniendo fácil. Así que visto lo visto, mejor me parto los cuernos intentándolo con la música. No será fácil, pero tampoco es imposible. Y que no sea porque no lo haya intentado.

-Canta los temas que compone, su sonido es eminentemente acústico... ¿Podemos definirla como cantautora?

-Es que ese término tiene unas connotaciones con las que no encajo. Yo no hago canción protesta, que es lo que muchos podrían deducir si me presento como cantautora. Pero ahora que los conciertos pequeños están en auge, porque con la crisis y la subida del IVA no es tan fácil montar un concierto con muchos músicos, todos los que componemos nuestras canciones y las cantamos pues somos, en efecto, cantautores.

-¿Cuáles son los músicos que le han llevado por este camino?

-Las primeras canciones que saqué a la guitarra de pequeña fueron las de los Beatles. Y después muchos grupos españoles, porque le doy mucha importancia a las letras, como los Secretos, Quique González, Los Piratas, Elefantes... Incluso el indie me gusta, con Vetusta Morla, Izal... Escucho de todo, la verdad.

-¿Y de guitarra clásica?

-La guitarra clásica me gusta más tocarla que escucharla. Me apasiona.

-¿Se ve como concertista de guitarra?

-No me veo, el nivel que hay es altísimo. Pero si llega la oportunidad, sería un reto maravilloso.

«Si no me he ido a Madrid es porque estoy muy contenta en el Conservatorio»

En su recién editado disco, La alegría y otras penas, Carmela Pequeña mezcla el sonido de su guitarra acústica con algunos arreglos eléctricos: «Es una buena muestra de lo que estoy haciendo ahora. Tenía ganas de trabajar en unas canciones, y en cuanto tuve los medios y el tiempo me puse a ello», opina sobre su debut discográfico.

-El disco no solo lo ha colgado de las plataformas digitales, sino que lo ha editado en cedé.

-Quería vivir el proceso de transformación de las canciones, desde la guitarra y la voz inicial hasta el resultado final. Vas vistiendo los temas y es un trabajo fantástico que quería experimentar. Puede que a día de hoy, en plena era digital, no tenga mucho sentido editar un disco en formato físico, pero a mi me sigue gustando tenerlo y supongo que le pasará a más gente. Tiene un punto de romanticismo. Además, la satisfacción personal de tener mi propio disco en mis manos lo compensa todo.

-¿Cuándo presentará el disco en A Coruña?

-No tengo fecha todavía, pero espero presentarlo en el mes de junio, que tendré más tiempo.

-¿Cómo ve el panorama coruñés?

-Hay un ambiente muy sano, muy cooperativo. A Coruña es una ciudad con bastante música y bastantes músicos. Hay compañerismo y respeto. Aunque en cuanto a público es más de grupos, de caña, no tanto de música de autor. Pero hay un ambiente fantástico.

-Tiene pinta de acabar viviendo en Madrid.

-Me apetecería. Llevo pensando en ello un tiempo, y voy bastante a menudo. Si no me he ido es porque estoy muy contenta en el Conservatorio, pero me temo que acabaré en Madrid tarde o temprano.