Un viejo conocido de la policía regresa a prisión por cometer tres robos
17 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Antonio J. V. tocó todas las teclas de la delincuencia durante su juventud. Fue detenido y condenado por robos en casas, en coches, atracos, estafas, hurtos y quebrantamientos de condena. Eso sí, nunca cometió delitos de sangre. Todos sus tropiezos con la Justicia fueron en los ochenta y noventa. En aquella etapa, si no estaba en prisión, estaba tramando algo.
Su adicción a la droga le empujaba a conseguir dinero a diario y el robo era su única fuente de ingresos. Fueron tiempos duros. Hasta que a principios del año 2000 tomó, tras unos años en prisión, la drástica decisión de portarse bien los años que le quedasen por delante. Y lo hizo. Hasta que en el 2015 volvió a caer.
Nadie se olvida de andar en bicicleta por muchos años que pasen, ni tampoco de delinquir, pues el 1 de julio del 2015, en solo media hora, Antonio cometió tres delitos. Fue de madrugada. Primero se presentó en una cafetería de la calle Barcelona, fracturó un cristal y se llevó la máquina registradora.
Con el botín a cuestas, se dirigió a la ronda de Outeiro. Allí encontró un madero, dejó la caja registradora en el suelo y la emprendió a golpes contra uno de los escaparates de una panadería. Fue tal el estruendo, que apareció la policía. Desistió. Cogió de nuevo la caja registradora y emprendió la huida. No llegó muy lejos. En la calle Alcalde Lens se encontró de frente con un coche patrulla. Lanzó el botín contra la defensa del vehículo policial y comenzó a correr de nuevo hacia la calle Barcelona. La cruzó y al llegar a la calle Panamá, fue detenido.
Antonio llevaba cerca de dos décadas sin probar en sus muñecas el frío de las esposas. Fue juzgado por ello hace dos meses y reconoció los hechos. Así, el Juzgado de lo Penal número 5 lo condenó a 18 meses de prisión como autor de un delito continuado de robo y una multa por los daños causados al vehículo policial.