En la Falperra temen más incendios en otros edificios ruinosos

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Se quejan del abandono de tres viviendas, y de solares llenos de maleza y ratas

20 may 2017 . Actualizado a las 12:03 h.

Los vecinos de la Falperra temen que el incendio que destruyó el edificio abandonado en la calle Fuente Seca del Monte «no sea el último». Tienen miedo, además, de que si se produce otro siniestro «non acabe con tanta fortuna como o de onte -por el jueves- onde non houbo que lamentar danos persoais», subrayaron.

Creen que el riesgo de una nueva «catástrofe» es muy posible por cómo se encuentra «o mesmo centro do barrio, nos arredores de onde tivo lugar o lume». Al lado del edificio calcinado existen otras dos casas «que se encuentran en similar estado de deterioro que la que ardió, y en una de ellas viven dos okupas. Ahí cualquier día va a pasar algo y grave», señaló Fernando, un vecino de Sinforiano López.

Pero es que además el área que bordea el inmueble calcinado se compone de varios solares en un completo estado «de abandono», manifestó Antonio Deus, presidente de la asociación vecinal. Una residente indicó que en esos terrenos «nacen y crecen ratas como conejos y las ves a cualquier hora del día». Así es, porque sobre las 11.30 horas de ayer alguien depositó comida para gatos al lado de un contenedor y dos grandes roedores se acercaron para dar buena cuenta de la comida.

Es más, al lado de una pequeña pista polideportiva, a la altura del número 36 de la calle Falperra, existe otro terreno «en el que los hierbajos son tan altos como los edificios colindantes». Deus cree que esa finca «es de titularidad municipal, aunque en el Plan General aparece como suelo construible», y lo mismo sostienen los vecinos.

«Estamos cansados de hablar con los responsables de la asociación vecinal, pero nada hacen», indicó Elvira, otra residente en el barrio. Esta mujer señaló que una de las concejalas del equipo de gobierno «vive aquí pero parece que los problemas no van con ella»

El presidente, Antonio Deus, indicó que celebrará la semana que viene «una reunión vecinal para exponer los problemas en esa zona. De los acuerdos alcanzados se redactará un documento y se presentará por registro solicitando la inminente actuación del Ayuntamiento».

Inicio del derribo

Mientras tanto, sobre las 10.30 horas se iniciaron los trabajos de derribo del edificio calcinado por las llamas el jueves, «trabajo que estaba previsto iniciar el día del fuego», señaló un responsable de la empresa que lleva a cabo los trabajos. Espera que las obras finalicen en una semana.

«Se me tiran a casa tomarei outra», dice un okupa de la casa que colinda con la que ardió

Los trabajos de derribo del edificio afectado por el fuego están siendo supervisados por un técnico municipal y vigilados por un par de agentes de la Policía Local.

Los trabajadores utilizan una plataforma móvil para picar estratégicamente con un martillo eléctrico la estructura del inmueble. A continuación utilizan el cazo de la grúa para derribar la fachada hacia el interior de la casa: «La parte trasera se pretende tirar hacia el solar que colinda con la vivienda», aseguraron los técnicos.

Mientras tanto, los dos hombres que okupan desde hace unos ocho años la casa que linda con la incendiada permanecen viviendo en ella. Uno de ellos es de Noia. «Estaba na casa cando comezou a arder o edificio. Collín moito medo. Saín como alma que leva o demo», dijo este marinero que estuvo 20 años faenando entre el Gran Sol y los caladeros sudafricanos.

Él y su compañero, «un home de Lugo que traballou na construción», saben que ya se habla de derribar la casa en la que residen. «Xa nos quixeron poñer fóra. Fomos a xuízo e así quedou, de momento estamos dentro e seguiremos».

Este noiés indicó que cuando le tiren la casa que okupa «tomarei outra. Eu non teño onde ir», señaló. Manifestó que no cobra ninguna pensión y que se dedica a pedir para sobrevivir.

Los vecinos entienden la situación de este hombre y de su compañero, «e ademais non se poñen contra ninguén», pero creen que las instituciones tendrán «que buscarlle unha solución e non, por ben deles, ter unha casa en ruínas no medio do barrio e cun alto risco de que pase algo».