¿Qué será del barconismo tras la marcha de Mar Barcón?

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

La salida de la edila deja un grupo dividido, marcado por una gestora y con una línea por definir

17 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Al PSOE le quedan tiempos complicados. Lo dice José Manuel García, portavoz de la agrupación local de A Coruña. «Es una gran pérdida por su valor político y su capacidad de trabajo, era un activo fundamental para el grupo», dice el edil refiriéndose a la renuncia, el jueves, de Mar Barcón a su acta de concejala.

Lo complicado es saber hoy cuál va a ser el futuro de la formación. Barcón se fue, pero deja su legado. Su marcha la celebra el sector más duro de la Marea que no le dio tregua ni en su despedida. Para ellos, una enemiga menos y una marca en la culata en la guerra de desguace a los socialistas.

Ella ya se dedica a su vida privada, pero la agrupación local que deja es una herencia directa. Ella fue candidata en el 2015 y el grupo se creó a su imagen y semejanza. Hay seis concejales y dos, o tres, líneas distintas. La que marcó Barcón, por ahora, la seguirán sus ediles más afines. El portavoz actual, José Manuel García, el edil Fito Ferreiro y quien ocupará el puesto de Barcón en el pleno, Pili Neira, son parte de su guardia y defensores en su día del susanismo. Quienes en su día fueron personas cercanas, las concejalas Yoya Neira y Silvia Longueira, sanchistas, se acabaron distanciando totalmente de la candidata en un PSOE en que -a todos los niveles territoriales- las diferencias políticas acabaron por dejar secuelas en las relaciones personales.

En medio queda José Manuel Dapena. Fiel en su día, sucedió a Barcón en la portavocía pero acabó dimitiendo porque la histórica socialista, en su interpretación, seguía manejando los hilos sin contar con él. Barconista de origen, como el griego Pirrón optó por la epojé y suspendió el juicio, ese estado mental del escepticismo clásico en el que ni se niega ni se afirma nada. Con José Manuel Dapena sin definirse ni para un lado ni para el otro -él fue patxista en la terna de candidatos-, el barconismo sigue por delante en el marcador y a corto plazo parece que no se moverá nada y que si hay una mayor aproximación a la Marea será suave y desde la trinchera.

A corto plazo, porque las divisiones siguen ahí y porque la marcha de los generales acaba por generar la relajación de las tropas. Y hasta puede propiciar cambios de bando.

Ristra de congresos

Alertaba Barcón en su despedida de que el PSOE lleva demasiados años hablando de sí mismo y sumergido en una vorágine de congreso tras congreso que no lleva a ninguna parte.

Eso es lo que le queda por vivir al PSOE local. El partido lo dirige en A Coruña una gestora -porque ya en enero había dimitido la exedila como secretaria general- que preside Florencio Cardador, un histórico del vazquismo y hombre amigo de buscar consensos y pactos. La gestora tiene su ascendencia, pero es el grupo municipal -los seis concejales- el que finalmente deciden y vota en los plenos.

Esa gestora deberá en algún momento dar paso a una nueva ejecutiva, pero para eso todavía queda tiempo. Con Sánchez triunfante a nivel nacional, faltan todavía los congresos del partido gallego, provincial y local para redefinir las cúpulas.

Se espera el autonómico en otoño y después, en invierno, el provincial. El local iría en el primer trimestre del año que viene, dentro de unos nueve meses si nada se atasca por el camino.

Ahí, como ya es tradición en A Coruña, los antiguos hermanos de partido volverán a la guerra por hacerse con los mandos del partido. El sanchismo ganó de calle en la ciudad en las primarias. Está por ver si lo que se decidió en la ciudad a nivel nacional sigue por el mismo camino a nivel local. Dentro de un año seguramente la sombra de Barcón se habrá difuminado más sin su presencia. Si la ejecutiva y la secretaría general caen del bando en el que están Yoya Neira y Silvia Longueira será difícil que las cosas sigan como hasta ahora y podría haber nuevos movimientos. Hasta entonces, como decía Barcón, a seguir saltando de congreso en congreso.