¿Cuántas playas hay en Coruña?

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

29 jun 2017 . Actualizado a las 20:19 h.

Seguro que cada coruñés tiene su playa preferida, su playa habitual e incluso su playa ideal, porque si pocas ciudades pueden presumir de tener una en pleno centro, muy pocas, me atrevería a decir que poquísimas, son las que se conforman con tantos arenales como esta. Hasta el punto de que a nuestras playas las terminamos por sentir como propias y nos acostumbramos a llamarlas con el posesivo, que es la mejor manera de darle nombre. «Mi playa es Matadero», «Mi playa es San Roque», «Mi playa es Oza»... ¿Pero cuántas playas, en realidad, tiene Coruña? ¿Nos llegan los dedos de una mano para contarlas? ¿Los de las dos? Porque sin contabilizar todas esas que nada más cruzar el puente de A Pasaxe sentimos tan nuestras (Bastiagueiro, Santa Cristina, Mera, Veigue...) en el casco urbano hay algunas que tal vez, solo tal vez, no hayamos pisado nunca. ¿Probamos a darnos un chapuzón?

Playa del Matadero llena de bañistas
Playa del Matadero llena de bañistas MARCOS MÍGUEZ

Si Riazor es la emblemática, la que todos identifican como la postal que nos dibuja, lo cierto es que más allá del Orzán y del Matadero, hay vecinos que son fieles a la playa de As Lapas, que algunos llaman A Lagoa, a los pies de la torre de Hércules, y que hace las delicias de los que buscan darse un buen baño porque allí el agua siempre lo garantiza, sobre todo con el sol de la tarde.

Los de Adormideras viven en el privilegio de elegir parcela. ¡No me digan! No tienen una playa, ni dos, sino tres. ¿Que quieren abrigarse en San Amaro? Allí tienen una solana perfecta, también para los más pequeños, que en esa esquina tan recogida disfrutan sin el peligro del océano bravo. Los hay que quieren intimidad y entonces bajan a la calita de Adormideras (O Grelle), otro paraíso de aguas transparentes; o a la playa de Los Moros (en mi casa siempre fue la de la Concha), con la arena más gruesa, mirando al faro de Mera, donde muchos buscan un rincón pegado a las rocas.

Rocas como las que delante del edificio Mediodía, en pleno paseo marítimo, dan base a la que se conoce como la playa de As Amorosas, para lanzarse en rampa aquellos que son alérgicos a la arena y prefieren la brisa. Eso sí, los que se estiran a lo ancho son los que viven en Os Castros y Oza, que tienen en Lazareto un beach club por el que algunos turistas pagarían. Qué lujazo donde pasar los días largos de verano.

Mi rutina playera empieza en la otra punta, porque los vecinos de Los Rosales o Labañou escogemos entre la cala de la Cetárea y la de Lino, la de San Roque, para el sol madrugador que da de cara, antes de que gire y la sombra enfríe la arena. ¿Nos movemos en busca del último rayo? Lorenzo ya se pone en la de Bens, y aquí sí que estamos solos, en la tranquilidad de mirar al horizonte, para despedirnos en O Portiño de un día de verano más en el que hemos saltado de playa en playa. A ver, ¿las han contado bien? A mí me salen trece. ¿Habrá más?