El día que A Coruña pasó a ser Copacabana

R. García / I. Sánchez A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

Miles de coruñeses abarrotaban el paseo marítimo para estrenarlo hace un cuarto de siglo

14 jul 2017 . Actualizado a las 23:48 h.

Hasta entonces el mar abrazaba la ciudad pero esta le daba la espalda. Poco importaba que las olas llegaran hasta la plaza de Pontevedra o se colaran por algunas calles. Incluso las galerías de la Marina, espejo de aquel mar envolvente, eran la parte de atrás de las casas. Todo empezó a cambiar a principios de los años 90 con la construcción del paseo marítimo de Orzán y Riazor. El resultado lo vieron miles de coruñeses aquel 14 de julio de hace hoy 25 años. Desde primera hora de la mañana el tráfico estaba cortado. Era un día de sol, veraniego. Los arenales se fueron llenando de bañistas, sobre todo hacia el mediodía. Era martes y el alcalde, Francisco Vázquez, invitó el día anterior, mediante un bando, «a participar en los actos y las fiestas de la inauguración». En dicho bando también agradecía «al Gobierno de la Nación, en la persona del ministro de Obras Públicas y Urbanismo, José Borrell, su colaboración y apoyo».

Borrel llegó a Alvedro, luego sobrevoló la playa de Santa Cristina que estaba siendo regenerada, fue al dique de abrigo, al puerto, a los jardines de San Carlos y la Maestranza y subió a la torre de Hércules. Cuando a primera hora de la tarde la comitiva se acercó al Orzán, por el Matadero, el nuevo paseo estaba abarrotado por miles de coruñeses.

Fue un baño, de masas, para un sorprendido Borrel que además iba recibiendo los elogios que le iba rebotando Francisco Vázquez; y es que ante cada elogio que recibía el alcalde por lo bien que había quedado el paseo, este remitía la loa: «Hay que darle las gracias al ministro». Este, que acabada de llegar de un viaje a Brasil, matizó que no venía a inaugurar nada, sino a ultimar nuevos proyectos. De todos modos, en pleno baño de masas e intuyendo, porque con tanta gente apenas se veía, lo que era la primera fase del paseo marítimo, Borrell dijo: «La Coruña no tiene nada que envidiar a Copacabana, únicamente el clima». Justo aquellos días llegó la ciudad un brasileño que acabaría siendo un mito: Bebeto, para quien A Coruña era como «o pequeno Río»,

Borrel, cuyo departamento había destinado más de mil millones de pesetas a aquel primer tramo del paseo , acabó su viaje en María Pita donde comprometió inversiones para los siguientes tramos del paseo marítimo por importe de 4.000 millones de pesetas. Aquella noche los coruñeses se fueron a pasear por Riazor.