Una pescadería de 50 años

Emiliano MOuzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Dueños de la pescadería Nasa
Dueños de la pescadería Nasa CESAR QUIAN

La Nasa, en los Mallos, cumple medio siglo y atiende a bisnietos y nietos de sus primeros clientes

24 jul 2017 . Actualizado a las 12:54 h.

La pescadería de los Mallos cumple cincuenta años y puede considerarse como una de las más antiguas de A Coruña. Fue bautizada como Nasa, un nombre que suena a mar, está ubicada en el número 15 de la calle Diego Delicado y sus propietarios son Arsenio Yáñez Mandín, a sus 83 años ya jubilado, y su hija, Marta Yáñez Loureiro que regenta un negocio en el que venden pescado y marisco «a bisnetos e a netos dos nosos primeiros clientes».

Tan fieles clientes lo son «porque xamais enganamos a ninguén. Aquí sempre houbo moita seriedade e o noso peixe é do día», subraya Arsenio, que aunque ya no trabaja no deja ni un solo día de acudir a la pescadería: «Vexo o que comprou a filla e despois vou para o almacén, séntome e leo La Voz de Galicia de cabo a rabo, hasta os anuncios. É o mellor periódico do mundo», sentencia.

Los inicios de Arsenio no fueron fáciles. Se vino siendo muy niño desde Ortigueira con sus padres «porque alí non había ónde facer un peso». Fue a la escuela pero con tan solo 13 años «xa empecei a traballar de axudante de camareiro na Vinícola», en la calle Alfredo Vicenti. Pero siendo de Ortigueira y viviendo en A Coruña el olor a pescado comenzó a llegarle «hasta o meu corazón», dice. Y comenzó a bajar al Muro para comprar pescado. Con sus ahorros, unas 55.000 pesetas, fue al concesionario Palacios y adquirió un motocarro, «sí un daqueles que tiña unha roda diante e dúas detrás», recuerda con añoranza.

«Dende Arteixo a Miño»

Aquel vehículo comenzó a recorrer las ferias de casi todos los pueblos del área metropolitana de A Coruña: «Eu e a miña muller íamos dende Arteixo ata Miño, e en ocasións chegábamos hasta Ordes», evoca. Asegura que no le paraba «nin o frío nin o calor. Había que traballar para sacar adiante a familia».

Un poco cansado de viajar, Arsenio y su mujer modificaron su forma de actuar y decidieron no desplazarse tan lejos para vender los buenos pescados y mariscos que compraban en el Muro coruñés. Con su motocarro comenzaron a realizar viajes más cortos: «Recorríamos os barrios todos da Coruña e para que a xente soupera da nosa chegada tocaba un chiflo, sí como aqueles que levaban os capadores dos porcos ou os afiadores».

Los años fueron pasando y ambos empezaban a necesitar dejar de deambular de un lado para otro; por este motivo decidieron instalarse en el bajo del número 15 de la calle Diego Delicado, «e hasta hoxe», cuenta el hombre.

Incluso le surgió una nueva oportunidad, la posibilidad de hacer suyo el local que tantas y tan buenas alegrías le estaba dando: «Compreino a principios dos anos 70 por 400.000 pesetas, que daquela xa eran cartos».

El «vicio» de ir al Muro

El pescado y el marisco de Arsenio continuaba siendo un atractivo para un buen número de residentes en el barrio de los Mallos. Merluza del pincho, castañeta, rapes, besugos, calamares, mejillones.... «Pero cando me chegou a hora xubileime. Díxenlle a filla, a Marta, si quería continuar co negocio», recuerda. Pero le hizo una clara advertencia: «Pensa que si un día baixas o Muro despois non vas poder deixar de ir, e un vicio máis forte co tabaco».

Pero a Marta eso no le importó y por ello continúa con su pescadería Nasa abierta.