Un análisis de los muros revelará la antigüedad del baño judío de la calle Sinagoga de A Coruña

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MIGUEZ

El Ayuntamiento medirá los morteros con termoluminiscencia y excavará en el espacio contiguo para investigar la relación de la «mikvé» con el resto de la casa, posible templo hebreo

09 oct 2023 . Actualizado a las 08:35 h.

El Ayuntamiento de A Coruña ha dado un nuevo salto en la investigación del baño judío descubierto en el número 4 de la calle Sinagoga. La excepcional mikvé salvada por el gobierno local con la adquisición del histórico edificio, uno de los más primitivos de la ciudad, será objeto de análisis en los próximos meses para determinar su antigüedad a través del estudio de los muros.

La datación por termoluminiscencia de los morteros, técnica empleada recientemente en la muralla romana del siglo III musealizada en la calle Santo Domingo, echará luz sobre la incierta historia de la comunidad hebrea que vivió en A Coruña hasta su expulsión por los Reyes Católicos a finales del siglo XV y que aquí creó una de las biblias manuscritas e iluminadas más exquisitas del mundo.

La mikvé coruñesa presenta dos recorridos simbólicos: el de bajada, en el que la persona desciende aún impura hasta el fondo de la piscina, tallada en la roca, y uno diferenciado de subida, ya purificada, a través de dos escalones y un sillar que conectan con el principal.
La mikvé coruñesa presenta dos recorridos simbólicos: el de bajada, en el que la persona desciende aún impura hasta el fondo de la piscina, tallada en la roca, y uno diferenciado de subida, ya purificada, a través de dos escalones y un sillar que conectan con el principal. MARCOS MÍGUEZ

Las mediciones en este espacio de purificación tallado en la roca de la Ciudad Vieja y construido sobre un afloramiento de agua clara que mantiene el mismo nivel en la piscina desde la excavación arqueológica de marzo —condiciones prescritas por la ley judía: agua de manantial y capacidad para la inmersión total durante todo el año— irán a la par que la datación por carbono 14 de cuatro espinas de pescado que aparecieron en un pavimento de xabre y cal, sellado, en un entorno no contaminado por materiales de otras épocas, a pocos centímetros de la puerta de entrada a la mikvé.

Las raspas salieron a la luz en un nivel inferior al de un pavimento que también asomó en el arranque de la escalera que baja al baño y que ha llevado al equipo municipal a promover una nueva excavación en esta sala contigua para investigar la relación de la mikvé con el resto del edificio, según confirmó esta semana el concejal de Urbanismo, Francisco Dinís Díaz Gallego.

En el rompecabezas de la prospección arqueológica, el suelo que aflora en la parte derecha de la puerta y un muro localizado a la izquierda sugieren dos usos diferenciados y una conexión posible del pavimento con lo que podría ser el portalón de entrada a la casa. Un hueco de 1,80 metros de ancho por 2,36 abierto en un muro de 80 centímetros de grosor y tapiado posteriormente no encaja en lo que se espera de una puerta interior. Sin embargo, esa es su localización, dentro del edificio y no en una de sus fachadas, como correspondería a una portada de semejantes dimensiones. Esta contradicción lleva a pensar que espacios que hoy forman parte de la vivienda, en su origen, acaso como sinagoga, podrían haber sido exteriores.

La investigación no ha hecho más que empezar. «Han venido a ver la mikvé especialistas de Coimbra y de la USC, estamos en contacto con el Museo Sefardí de Toledo», apunta Díaz Gallego. Y añade una coincidencia más. «Después de la expulsión, los bienes de los judíos pasaron a la Iglesia. Esta casa, curiosamente, pasó a la colegiata».