La presión vecinal en el Orzán, en A Coruña, logró el cierre de más de 25 pubs conflictivos

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO

La asociación del barrio exige mano dura con los negocios que incumplen horario y límites de ruido, aunque cree que la situación mejoró en los últimos años

02 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Del exceso de ruido y del horario de cierre de algunos negocios hosteleros del Orzán se empezó a hablar en octubre de 1989, cuando las autoridades municipales de entonces sancionaron a tres pubs por poner la música alta y no dejar dormir a los vecinos. Treinta y cinco años pasaron ya de aquellas primeras multas y se sigue hablando de lo mismo. Aunque mucho menos. «La situación, aunque continúa siendo grave e insoportable, mejoró muchísimo si nos remontamos algunos años atrás. Gracias a nuestra presión, nuestras denuncias y nuestro empeño se cerraron más de 25 establecimientos. Algunos solo fueron ceses de actividad temporales y otros cambiaron de dueño. Lo cierto es que hoy en día no hay tantos desmanes como antes, aunque algunos hay», dice José Luis Méndez, presidente de la Asociación de Vecinos del Orzán.

Los problemas se concentran sobre todo «en la calles Socorro, Sol y Orzán, y en las plazas de la Cormelana y José Sellier», añade José Luis Méndez, que quiere distinguir «entre los establecimientos que trabajan con licencia ilegal y generan conflictos, y los que cumplen pero causan graves molestias a los que viven encima». Se refiere a esas cafeterías que cumplen los horarios con rigor pero su clientela está en la calle consumiendo. Como por ejemplo, «en esos lugares donde funcionan las terrazas y se forman grandes aglomeraciones de personas». El dirigente vecinal recuerda que en la plaza José Sellier «hay instalado un sonómetro municipal. A las dos de la madrugada, asegura, marca algunas noches los 85 decibelios, cuando la ordenanza dice que no se pueden superar los 45 en la vía pública».

En el Orzán, añade, se han vivido situaciones «inverosímiles y gravísimas». Pone el ejemplo del vecino que reside encima del recientemente cerrado Bunker. «Tuvo que esperar dos años con mediciones en su habitación que superaban los 55 decibelios para lograr que el Ayuntamiento lo clausurase», dice.

Otro problema: «Hay bares muy pequeños a los que solo se entra a pedir la consumición para tomarla fuera. Imagínese que en una calle, cada diez metros, funciona un negocio así, pues tiene a los vecinos de esa vía sin poder descansar».

La solución «solo pasa por una ordenanza sanitaria que defienda el derecho al descanso de los vecinos que viven en zonas urbanas saturadas. Los establecimientos deben tener un horario más estricto. Hay que buscar la convivencia entre la hostelería y los vecinos», sostiene José Luis Méndez, que recientemente se volvió a reunir con la concejala de Seguridad Ciudadana y este mes de nuevo tendrá un encuentro con la Xunta para establecer una ley que proteja esas zonas tensionadas por la proliferación de establecimientos.

Luego están los negocios que generan inseguridad, esos que tienen licencia de cafetería, abren a las 5 de la madrugada y funcionan como after, «o esos cuya clientela es de todo menos buena». Es el caso de dos locales que funcionan al principio de la calle Orzán, donde hace semana y media se produjo un apuñalamiento que pudo acabar con la vida de un hombre.

María, una vecina que vive encima, denuncia que en uno de ellos, «desde que abrió sus puertas hace unos meses no ha habido más que problemas. Una pelea con catanas en Nochebuena, una inspección policial en Nochevieja la brutalidad de hace unos días».

La gran mayoría de los hosteleros del Orzán no quieren eso. Juan es uno de ellos y está intentando reunir a varios «para exigir mayor presión a esos locales que incumplen las normas y dan mala imagen a los negocios que trabajamos junto a ellos».

El Ayuntamiento es el que vigila. Desde el verano del 2019, puso un total de 50 multas a locales de hostelería. De ese total, 33 son decretos de cese de actividad y 9 son sanciones relacionadas con deficiencias en el sistema de extracción de humos, ruidos o por ejercer una actividad distinta a la permitida.