Cambre, Arteixo y Culleredo lideran los concellos con más nacimientos

E. Silveira / T. silva CAMBRE / LA VOZ

CULLEREDO

CESAR DELGADO

La oferta de viviendas baratas y la red de servicios priman al asentar población

13 feb 2017 . Actualizado a las 11:17 h.

Arteixo y Cambre son los municipios de la comarca coruñesa donde más nacimientos se registran. De hecho, su saldo vegetativo es positivo desde hace más de veinte años, mientras que en el resto de ayuntamientos suele prevalecer el número de defunciones sobre el de recién nacidos. También Culleredo tiene cifras que lo consolidan como un ayuntamiento «joven», aunque tuvo dos altibajos, uno en el año 1986 y otro en 1990. Estos tres municipios, junto con Ames, Oroso, Boiro y Teo son los únicos con un saldo vegetativo positivo en la provincia desde 1987.

Salvo excepciones, la mayor parte de los ayuntamientos no desarrollan políticas concretas para el fomento de la natalidad, pero sí potencian determinados aspectos que los hacen atractivos para que se asienten parejas jóvenes. En Arteixo, por ejemplo, juegan la baza del empleo. Se trata de un municipio eminentemente industrial, con dos grandes polígonos (uno en Sabón y otro en Meicende) y con uno de los índices de paro más bajos de la comarca. «Mucha gente escoge Arteixo para vivir por razones económicas», confirman desde el Concello. El precio de las viviendas, la red de servicios y la cercanía a A Coruña añaden más puntos a ese atractivo. Los responsables municipales adelantan que el próximo curso, con la puesta en marcha de la tercera escuela infantil, «no habrá listas de espera en el turno de mañana».

El bum de la construcción

Cambre también tiene un saldo vegetativo positivo atendiendo a las dos últimas décadas. De hecho en este tiempo consiguió aumentar su población casi un 40 %, pasando de los 14.976 habitantes de 1996 a los más de 24.000 contabilizados en el 2014. Y en la década del bum inmobiliario fue cuando se produjeron más nacimientos (en el año 2005 hubo una cifra récord de 264 nacimientos y 147 defunciones).

O Temple y A Barcala fueron los núcleos que más gente joven adoptaron debido, sobre todo, a la amplia cantidad de viviendas nuevas. El alcalde de Culleredo, Julio Sacristán, apunta como punto fuerte en su municipio para atraer población joven «la clara apuesta que hicimos por la vivienda social» y por los pisos de protección oficial. «Los matrimonio jóvenes ven en Culleredo una oportunidad de vivienda a precios razonables. También oportunidad de trabajo, una situación geográfica favorable y una completa red de servicios». Apunta también que una red de comunicaciones más mejorada y la accesibilidad han contribuido a que desaparezcan las segundas residencias. «Antes suponían el 30 % del parque de viviendas que teníamos, pero ahora son poco más del 1 %», confirmó Sacristán. «La gente tiene en Culleredo su primera residencia», remarca.

Coirós consigue fijar vecinos gracias a ayudas económicas de hasta 4.500 euros

Es ya un rito que se ha popularizado en el municipio de Coirós. Una vez al año el alcalde, Francisco Quintela, posa en una fotografía con todas las familias que han sido padres en el último año. La imagen es la forma de celebrar una de las subvenciones más aplaudidas en el Ayuntamiento, las ayudas a la natalidad. Así ha conseguido, en parte, que este ayuntamiento satélite de Betanzos consolide población en buena parte de las parroquias, además de una serie de infraestructuras como colegios o escuelas infantiles. Pero si algo llama la atención son las cantidades con las que el Ayuntamiento de Coirós recompensa la procreación: por el primer hijo la pareja cobra 600 euros, 800 por el segundo, 1.300 por el tercero y, de haber un cuarto vástago, el premio asciende a 2.400. Este año acaba de repartir casi 15.000 euros.

Tampoco le va a la zaga Irixoa. Aquí la ayuda por bebé, da igual que sea primogénito o el octavo de la saga, es de la generosa cantidad de 1.500 euros, pero los padres lo ingresarán en cinco anualidades de 300 euros. ¿Por qué? Para evitar una práctica que descubrieron hace varios años: algunas parejas se empadronaban, cobraban el total de la ayuda y después se daban de baja en el padrón municipal. Ahora estarán al menos cinco años, si quieren cobrar la ayuda íntegra. «Había una picaresca, un fraude -relata el alcalde, Antonio Deibe-, antes pagábamos la ayuda en dos años, 800 y 700, y después se iban del Concello».

Mesía, otro municipio de carácter eminentemente rural, también lucha contra la despoblación con una ayuda de 300 euros por nacimiento, al margen del número de hijos. La medida fue adoptada hace diez años por el equipo de Mariano Iglesias.

En ocho de los once municipios de Barbanza el saldo vegetativo desde 1996 siempre fue negativo

La debacle demográfica que sufre Barbanza viene gestándose desde hace tiempo. Según los datos que publica el INE, en los últimos 20 años, ocho de los once ayuntamientos de la zona nunca han registrado más nacimientos que defunciones. La excepción la constituyen Boiro, Ribeira y Rianxo. Y, pese a ello, desde los concellos no se han articulado medidas para incentivar la natalidad.

De esos tres municipios, el caso más destacado es el de Boiro. Aunque desde el 2010 el saldo vegetativo es negativo, si se computan todos los nacimientos y todas las defunciones registradas desde 1996, resulta que hubo 45 alumbramientos más que muertes. En Ribeira, pese a que en 9 de los 20 años transcurridos desde que hay estadísticas nacieron más niños, el balance es negativo, mientras que en Rianxo no ha vuelto a darse un saldo vegetativo positivo desde 1997.

Ames, Oroso y Teo son los únicos con balance positivo en el área de Santiago

Los municipios que ejercen de locomotora demográfica en el área metropolitana de Santiago son también los que presentan mejor balance vegetativo del área compostelana. Este es el caso de los ayuntamientos de Ames, Oroso y Teo, aunque solo los dos primeros tienen resultados positivos en los últimos años, ya que su pasado rural, superado por el desarrollo urbanístico solo en las zonas más cercanas a Santiago, provoca que buena parte de sus vecinos sean personas de avanzada edad y que, en gran medida, el censo de población engorde con habitantes nacidos en otros concellos.

El descalabro vegetativo afecta tanto a pequeños municipios como a cabeceras de comarca. Este es el caso de, por ejemplo, Santa Comba, cuyo balance negativo acumulado de los últimos veinte años es de 1.157 personas, muy cerca de las 1.108 registradas en Val do Dubra,

Ante esta situación, solamente municipios rurales como Santiso, Boimorto y Rois han apostado por establecer ayudas directas a la natalidad, si bien es cierto que Ames tiene una línea de subvenciones a las familias numerosas por un importe de 1.200 euros en un único pago.

Las aportaciones para los recién nacidos en los municipios de Santiso y Rois son algo menores y ascienden a 600 euros, mientras que en Boimorto baja a 300 euros por cada niño recién nacido.