Largo descenso hasta el Mandeo para expertos y para novatos

CRISTÓBAL RAMÍREZ

IRIXOA

CRISTÓBAL RAMÍREZ

Curuxou es una interesante aldea de Irixoa por su iglesia, sus palmeras y por su monumento a un maestro que se dejó la piel para que los niños de entonces salieran adelante

14 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Curuxou es una interesante aldea de Irixoa. Interesante no por sus edificios, sino por su iglesia de San Salvador, por sus palmeras —algo insólito por estos pagos—, por el edificio de su antigua escuela que se mantiene en pie y por su monumento a un maestro que, al parecer, se dejó la piel para que aquellos niños de entonces salieran adelante en la vida. No resulta difícil llegar hasta ella desde la salida de la autovía a Lugo a la altura de Monte Salgueiro porque la distancia desde ese enlace es corta, y porque a partir de ahí el asfalto se halla en condiciones más que aceptables, lo que se resume diciendo que con diez minutos de coche es suficiente a partir de la mencionada autovía.

Desde Curuxou se trata de explorar los alrededores, porque además de los elementos antes indicados y algunos recientes como el parque biosaludable y el infantil, en buen estado pero que en primavera necesitarán un corte de hierba, hay otros que revelan cómo era la vida en el mundo rural gallego unos pocos decenios atrás. Para ejemplos, el gran horno, y, cuando se coge la única pista descendente, el hórreo marrón que se alza a la derecha, conservado con cariño.

A esa altura hay que dejar el coche y así se evita una bajada realmente dura con la ironía de que una señal de tráfico indica que no se debe acometer a más de 40 kilómetros por hora, con la absoluta seguridad de que si el osado va en coche a esa velocidad se estrellará en la primera curva.

Pero el descenso es magnífico, por el medio de un bosque. En la bifurcación, a la derecha, y cuando aparece a la misma mano una pista de tierra (600 metros más adelante) el desafío es muy fuerte para quien lleve botas de montaña y esté acostumbrado a andar por el monte.

Claro está que en cualquier caso se va a llegar al Mandeo. Por el muy estrecho asfalto tampoco es un trayecto para novatos, porque el firme se encuentra en mal estado en muchos metros.

El río corre ancho y esplendoroso. El puente es nuevo y carente de encanto, pero se convierte en un excelente mirador en el cual hay que tener cuidado si se ha ido con menores. Dos paneles indican que por allí pasan otras tantas rutas de senderismo, identificadas como SM7 y SM8.

Pero si en aquel cruce en descenso el excursionista con botas de montaña ha elegido la tierra habrá llegado a otro puente, As Pías, en un lugar mucho más salvaje y con mucho más encanto.

Claro que si no es momento de tanta aventura, entonces desde Curuxou a recomendación es justa la contraria: ir hacia Morgade y en lo alto de una colina (¿un castro?) admirar una casa que es todo un ejemplo de buen gusto, una muestra de esa Galicia rural que pudo ser y que, por desgracia, no en todas partes es.

INICIO

43º15'27''N 8º06'05''W.

LA FOTO MÁS PERSONAL

Con el Mandeo de fondo.

CON NIÑOS

Ruta no apta para ellos.

MAPA RECOMENDADO

Instituto Geográfico Nacional. 46-I