«Ya estuve cinco días viviendo en el coche con la niña»

dolores vázquez MIÑO / LA VOZ

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césar delgado

Hoy promueven una protesta contra el desahucio de una mujer y su hija por la abuela de la menor

20 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La ejecución provisional de una sentencia sacará, el próximo miércoles, a Fátima Ajmil, de 47 años, y a su hija de 12 años, de la vivienda que llevan ocupando en Miño desde el 2009, y de la que es propietaria la abuela de la menor. Fátima, natural de Marruecos, explica que tras una convivencia difícil con su marido, con el que vivió en su país tres años y con el que se trasladó a Galicia en el 2000, tuvo que dejar el domicilio familiar en la Nochebuena del 2009 y se vio con la pequeña en la calle. «Ya estuve cinco días en el coche con la niña porque no tenía a dónde ir», explica esta mujer, que indica que esa situación de desamparo llevó a los que fueron sus suegros a dejarle las llaves de una vivienda en el centro de Miño, que ahora tendrá que abandonar. «Un vecino de Insua me encontró durmiendo en la playa, en el coche con la niña, aunque intentaba que no me viera nadie, se lo dijo a mi suegra y ella le pasó las llaves del piso», relata sobre cómo consiguió la vivienda, pero explica que en el 2014, tras el divorcio del padre de su hija, el suegro puso en marcha la demanda para que dejara el piso en el que, asegura, llegó a vivir con su ex.

Desde Stop Desfiuzamentos, que se han preocupado por su situación y destacan el respaldo para este caso que han conseguido desde los Servicios Sociales municipales, han convocado para hoy al mediodía una concentración ante el piso en la calle Mercado, en señal de apoyo a Fátima y para reclamar que se pare esta medida. Consideran que no se han tenido en cuenta los derechos de la menor en este asunto y no se ha querido esperar a que haya una sentencia firme para obligarlas a abandonar la casa.

Derechos enfrentados

Por su parte, Lucía Romay, abogada de la propietaria del piso, asegura que en este conflicto la situación es compleja y delicada para ambas partes. Explica que el suegro de Fátima ya murió y que la suegra, una mujer octogenaria, «está en una situación económica y de salud difícil». Comenta que lo que busca es tener la disponibilidad de una vivienda en la que el matrimonio invirtió los ahorros de una vida, y que ello le permita afrontar la reforma de su actual casa en Insua (Paderne), para adaptarla a su nueva situación, ya que necesita silla de ruedas para desplazarse.

«Son derechos enfrentados», considera, pero matiza que en ningún caso se puede decir que la menor «quedaría desamparada, porque tanto mi clienta como su hijo la recibirían en su casa, de manera provisional, si fuera necesario», dejando claro que no cuestionan los derechos de la madre para convivir con la pequeña, pero que están dispuestos a ayudar mientras no encuentra una vivienda definitiva.

La letrada puntualiza que la situación, sin embargo, no debería de coger por sorpresa a Fátima Ajmil porque en el proceso de divorcio se dejó claro que «no tenía el uso y el disfrute de la vivienda» de Miño.