Un vecino de Oza dos Ríos: «Non morreron cinco ou seis persoas de casualidade»

T. Silva OZA-CESURAS / LA VOZ

OZA-CESURAS

Toni Silva

El humo originado por el incendio en el restaurante Stollen se coló en el edificio por el portal y obligó a desalojar a los residentes

20 feb 2024 . Actualizado a las 19:47 h.

El tiempo se paró en el restaurante Stollen de Oza dos Ríos el sábado a las diez de la noche. Este lunes seguía montada una mesa para 22 comensales. La mayoría ya estaban sentados, pero a la hora mencionada tuvieron que huir por la puerta más directa a la calle. Un incendio en el extractor de la parrilla llenó de humo el establecimiento, que se evacuó en pocos segundos. Sobre la mesa del grupo quedaron móviles, bolsos y algunas pertenencias que no serían recuperadas hasta que los bomberos de Betanzos acabaran su labor.

Solo Raúl, el dueño, tuvo el privilegio de entrar acompañado por uno de ellos para retirar el dinero de la caja. El resto se quedó como estaba el día del incendio. Unas chuletas crudas esperando horas a entrar en la parrilla. La mesa del grupo de 22 con aperitivos en la barra y vinos y cervezas a medio tomar. No hubo tiempo para ingerir nada. Los cubiertos están impolutos.

«El techo de pladur se vino abajo», señala el propietario tras atender a los peritos. El Stollen se inauguró a principios del 2020, un poquito antes de la pandemia. «Luego hubo que cerrar un año y ahora que estábamos remontando...». Raúl deja la frase inacabada, mirando a la parrilla y apostillando que sigue sin entender lo del fuego porque allí no se usa madera sino carbón vegetal. «Pero tuvo que ser el extractor», insiste.

Pero tras declararse el incendio, él y su compañera tuvieron otra prioridad mucho más urgente que su negocio. Los vecinos del edificio. «Son gente mayor», señala el propietario. Evacuado el restaurante, timbraron a los seis pisos para que salieran, y ellos mismos ayudaron a una mujer con problemas de movilidad.

Toni Silva

Pero alguno, por no reaccionar a tiempo, se escondió dentro esperando la llegada de los bomberos. «Cuando abrí la puerta no veía nada, mi mujer ya había salido, pero yo opté por irme a la zona del comedor», señala José María Otero. Su vecino Jesús es mucho más contundente: «Nas escaleiras non morreron 5 ou 6 persoas de casualidade». Adolfo acudió a rescatar a su suegra, una mujer asmática a la que trasladó a una habitación del fondo. «Tapamos la ranura de las puertas con toallas húmedas», hasta que llegaron los bomberos, que liberaron el humo de la escalera con un ventilador de grandes proporciones. Según iban saliendo, los vecinos eran atendidos en una ambulancia, donde se les estudió la saturación de oxígeno y otros valores. Nadie tuvo que ser evacuado. Mientras, en el lado contrario del edificio ardieron el cuadro eléctrico exterior y varios cables.

Desde el Concello de Oza-Cesuras propusieron trasladarlos a un hotel próximo. «Pero todos tenían casas de familiares y amigos y optaron por esa opción», señala el alcalde, Pablo González.

Hasta la una de la madrugada

Este lunes por la mañana seguía siendo un misterio por dónde se había colado el humo en el edificio, ya que el local está bien aislado pese a la caída del pladur. El informe de los bomberos despejó la incógnita: fue una conexión de puertas abiertas. «Cuando salieron los comensales, no se cerraron, y cuando se avisó a los vecinos, el acceso del portal también quedó abierto, así se coló el humo», explica el responsable del parque de Betanzos, José Manuel Pérez Abrodos. Cuando estos se fueron, alrededor de la una y cuarto de la madrugada del domingo, los comensales pudieron entrar a recuperar los móviles y los bolsos.