La gastronomía gallega, con ojos de corresponsal: «Para un holandés, O Sampaio ya es alta gastronomía»

VIVIR A CORUÑA

Jorn Lucas, corresponsal para Nieuwsradio, y John Barlow, periodista gastronómico.
Jorn Lucas, corresponsal para Nieuwsradio, y John Barlow, periodista gastronómico.

La forma en la que los gallegos se reúnen en torno a una mesa para disfrutar de la comida, es una de las cosas que más gusta a dos periodistas extranjeros afincados en A Coruña

28 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Irse de tapas, compartir unos chipirones rebozados o saborear una tortilla de patata es algo habitual. Aquí eso se puede hacer un jueves animado al salir de trabajar o un domingo con cero ganas de entrar en la cocina. Sin embargo, es la costumbre que más llama la atención a los extranjeros. Hablamos con Jorn Lucas, corresponsal para BNR Nieuwsradio, y John Barlow, periodista gastronómico. Un inglés y un holandés que llevan varias décadas estrechando lazos con Galicia.

Jorn Lucas se mudó a A Coruña hace poco más de un año. Había vivido más de 20 años con su mujer, pontevedresa, en una ciudad dormitorio a las afueras de Ámsterdam. Decidieron establecerse en A Coruña gracias al teletrabajo y porque ya tenían ganas de volver a España, especialmente ella. Jorn cuenta que encuentra muchas diferencias entre el concepto de familia de su país y España. «Tengo muy buena relación con mis padres, pero para un no holandés, la relación que tengo con ellos podría parecer fría o distante, pero somos nórdicos. No es mejor ni peor, es simplemente diferente», afirma. Esa diferencia se hace muy presente en las reuniones alrededor de una mesa, que celebra sobre todo aquí: «La comida siempre es abundante y de buena calidad».

En su familia holandesa también acostumbran a comer bien, pero el padre de Jorn suele experimentar con recetas francesas. «La gastronomía holandesa es otro mundo; hay algunas cosas típicas, pero no es para tirar cohetes. Igual estoy enfadando a alguien...». Relata que su país es muy pequeño y se ha dedicado a importar tradiciones gastronómicas de fuera. Además, menciona que se le da menos importancia a los productos, sobre todo si se compara con Galicia. «Íbamos mucho al mercado de Elviña y los pescaderos hablan con mucho orgullo de su producto local, por lo que venden. En Holanda casi no hay mercados, están lejos y son caros».

Ese gusto por la gastronomía también lo aprecia en la hostelería. De hecho, Jorn dice que la costumbre de salir a comer fuera «es una de las grandes cosas de este país, es una gran ventaja». Es algo que hace mucho y que en los Países Bajos casi no lo hacía. En cambio, aquí le sirve cualquier bar: «Para un holandés, O Sampaio ya es alta gastronomía». También le gustan mucho locales como La Bombilla, Vinos Arana o Culuca.

John Barlow: «Los pimientos de Padrón se consumen mucho ahora en Londres»

Por su parte John Barlow, periodista gastronómico, lleva casi dos décadas viviendo en el centro de A Coruña y sigue enamorado de la tradición hostelera única que hay aquí. «Esta cultura de tapas y raciones no existe en otro país del mundo, desaparece en la frontera. Es un lujo, puedes cenar más barato, más alegre, más informal», afirma. Sin embargo, también ha sido testigo del cambio que ha experimentado el sector en la ciudad. Echa de menos todas las tascas de la ciudad que han ido desapareciendo para convertirse en negocios más modernos. Pone como ejemplos el bar La Traída, que abrió en 1936 y cerró en 2010. O 7 puertas, que se inauguró en 1971 y cerró en 2002. Sucedió lo mismo con el bar Victoria, en la calle Olmos, pero Barlow sigue frecuentándolo porque ha mantenido de alguna forma su espíritu.

Un Año en Galicia: ¡Del cerdo hasta los andares! es el libro que publicó Barlow en 2012 tras un viaje que lo llevó por toda la comunidad. De esa época, recuerda sobre todo la abundancia de los cocidos. «Me sorprendieron mucho las cantidades. Me gusta la idea de que no hay fin; no es un plato, es todo lo que quieras». Lo cierto, de todo el catálogo de productos gallegos, no se queda con el cerdo. Primero porque su mujer es vegetariana y, segundo, porque es un enamorado del pescado fresco. «De niño casi no comía pescado porque no me gustaba, pero al llegar aquí me di cuenta de que no me gustaba porque era de mala calidad. Allí casi siempre es congelado y se hace frito; se le da poca importancia», cuenta.

Su obra se vendió principalmente en Inglaterra, pero Barlow apunta que el interés por la cocina de Galicia entre sus compatriotas todavía tiene mucho por crecer: «Es conocida por gente que tiene gustos más sofisticados». No obstante, asegura que ya hay varios productos de aquí que están ganando terreno en ciudades como Londres: «Los pimientos de Padrón se consumen mucho ahora y también se conocen los percebes», sentencia.