Una muestra repasa la relación de los antiguos egipcios con el reino animal

miguel lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

Paco Campos | Efe

El Louvre cede por primera vez los «escandalosos» babuinos del templo de Luxor junto a 14 momias de animales

01 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los antiguos egipcios se explicaban el mundo real y el más allá a través de los animales. Su peculiar e intensa relación con todo tipo de especies les llevo a sacralizar a muchas de ellas, con las que compartían tanto la vida cotidiana como la espiritual, la política y la artística. Del escarabajo a la cobra, del gato al halcón, del buey al ibis, del babuino a la cabra, del cocodrilo al chacal, cada especie -más de 60- regía o daba sentido una parte de la vida, la creatividad y espiritualidad de los egipcios.

No fueron simples zoólatras, tal y como pretendió ridiculizarlos Clemente de Alejandría. Compartían vida y espíritu con el chacal, el dios Anubis, el señor de la muerte. Con la alegre y hogareña diosa Bastet, la gata protectora de niños y embarazadas; con Sejmet, la leona era iracunda y poderosa; con Apis, el toro, dios solar de la fertilidad; con Tot, el sabio babuino, y con el halcón, el poderoso Horus, feroz y orgulloso dios del aire y la tierra y padre de la civilización. Todos están representados con su peculiar poder simbólico en infinidad de formas en los más de cuatrocientos objetos sagrados o comunes que reúne la muestra Animales y faraones. El reino animal en el antiguo Egipto. Explica la compleja simbiosis entre humanos y animales a través de 430 piezas, procedentes en su mayoría de la colección del Louvre, y que estarán en CaixaForum Madrid hasta finales de agosto. Ente ellas los «escandalosos» y espectaculares babuinos de Luxor que el museo cede por primera vez.

«Para los egipcios no había jerarquías entre el reino animal, vegetal y mineral. Todos fueron creados al tiempo y con idéntico nivel y en equilibrio cósmico, de modo que la relación de los egipcios con los animales no es de dominación ni de adoración», explica Hélène Guichard, comisaria de la exposición y responsable de las colecciones egipcias del museo del Louvre. Los animales, reales o representados, salvajes o domesticados, son omnipresentes y a veces intermediarios ente el mundo del sol y el de la tiniebla.