Viaje a Sanxenxo

Javier Núñez

CULTURA

Relato de verán de Javier Núñez. 55 años. Portomouro (Val do Dubra)

27 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Faltaban pocos días para hacer la maleta e irme de vacaciones a Sanxenxo. Lo único que deseaba era que el tiempo pasara volando, que los días pasaran rápido para volver a vivir la experiencia de los últimos dos veranos. Sin embargo, todavía quedaban unos días por delante. Dejadme que os lo explique:

Me llamo Javier, tengo cincuenta y cinco años y soy usuario del centro de día para personas con discapacidad. Esta semana, un grupo de compañeros y yo, acompañados de monitores, iremos a este pequeño municipio, Sanxenxo, que es puerto de mar. He de reconocer que estoy bastante ansioso por esas vacaciones, un pequeño soplo de aire en la rutina de mi vida, mi casa y el centro.

Mientras escribía todas las actividades del día en mi diario, lo revisaba por si me había olvidado de algo. No podía dejar de pensar en los próximos días. Mi diario. En él anoto lo que ha sucedido durante el día, desde las actividades en los talleres de cuero y encuadernación hasta la jornada de redacción de la revista del centro. Por fin habíamos terminado las noticias sobre la jornada de béisbol adaptado a la que habíamos acudido un día antes y la excursión al Día de la Inclusión en Malpica.

Había puesto en la maleta un diario de bolsillo para anotar las actividades que haríamos en Sanxenxo. Me gusta escribir lo que hago todos los días, me ayuda a reflexionar y a sentirme mejor conmigo mismo. Un día antes, quise revisar la maleta por si me había olvidado de algo. No quería imprevistos y estaba tan nervioso que no encontraba el diario que creía haberlo puesto junto a la maleta. Después de tanto buscar, me di cuenta de que lo había guardado entre la ropa. Ya estaba listo para irme.

Esa noche no pegué ojo. Lo único que quería era que el buen tiempo que nos había acompañado en los últimos días no terminase para disfrutar en Sanxenxo. Para poder ir a la playa o pasear por el puerto al anochecer.

Todas mis inquietudes quedaron a un lado cuando salí de casa aquel día. Un año más, dejé mis preocupaciones y disfruté de mi descanso en Sanxenxo.