La norteamericana dirige a la Real Filharmonía en un programa con Barber, Gulda y Mozart
25 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Directora titular y musical de la Ópera de Hannover, Karen Kamensek (Chicago, 1970) dirige mañana (Auditorio de Galicia, 21.00 horas) a la Real Filharmonía en un programa con la Música del ballet de Idomeneo, de Mozart; el Concierto para violonchelo y orquesta, de Gulda; y el i de Barber, una pieza de gran tristeza. «El que esté escrita solo para cuerdas le confiere una cualidad especial, una marcada calidez y ?llanto?. Originariamente era para cuarteto de cuerda, así que el estilo se mantiene muy íntimo, aunque al usar más cuerdas en la versión orquestal su resonancia se multiplica de forma natural. La tonalidad le da oscuridad y la interpretación frecuente de la cuerda de sol en los violines le proporciona intensidad y tristeza», explica.
-Se interpretó para conmemorar el 11-S. ¿Qué significa para usted?
-Se ha convertido en un símbolo internacional del duelo, lo que desconcertaba a Barber. ¡En vida deseaba que otras piezas suyas se interpretasen más! Siempre me invade un sentimiento de añoranza cuando la escucho... una sensación de tristeza y de reflexión. Con métodos muy sencillos, y con lo que suelo llamar el motivo del Amén, conmueve los sentimientos de la mayoría de la gente a niveles de gran profundidad y emoción. ¡Nunca subestimen el poder emocional de una buena cadencia suspendida!
-¿Qué papel desempeña la música en la curación de heridas individuales y colectivas?
-La música cura las heridas y une a la humanidad, y punto. Que tengamos que luchar constantemente por la existencia de la música clásica y la continuidad de las tradiciones folclóricas puede llegar a ser algo muy deprimente para quienes nos hemos comprometido con la causa. A veces, la gente da por sentada la música clásica, pero luego, en tiempos de necesidad, corre a buscarla. La creación artística de gran calidad requiere apoyo económico. Que tengamos que luchar por nuestro lugar en la sociedad es triste, pero así ha sido desde la noche de los tiempos. La educación musical en las escuelas también es vital. El contacto con la música ha demostrado una y otra vez que ayuda a los niños a mejorar su rendimiento en otras materias, así como los niveles de productividad intelectual en todas las edades. La música es esencial para el bienestar de toda sociedad.
-Se lo habrán preguntado ya muchas veces, pero ¿qué diferencia supone, si es que la hay, una directora para una orquesta, en un ámbito en el que todavía hay tan poca presencia femenina?
-Sí, esta pregunta me deja exhausta, porque solo pienso en ello cuando me la hacen. Simplemente vivo mi vida en un mundo que a menudo es desagradable e injusto con las mujeres. Por supuesto, esto no se ciñe al campo tan limitado de la dirección musical. Preferiría hablar de por qué millones de niñas en el planeta no tienen acceso a una educación, no pueden leer, son vendidas como esclavas sexuales, son golpeadas y controladas por un marido maltratador o fanático religioso, cuyos derechos son vulnerados a diario de forma atroz, que son secuestradas y vendidas a otros hombres o no reciben un salario equitativo. ¿En qué siglo vivimos? No puedo responder sobre las diferencias entre hombres y mujeres en el podio, ya que nunca he dirigido como un hombre, así que no tengo una referencia para comparar. Responder sería una especulación injusta. Hombres y mujeres son distintos y afrontan cada profesión de forma diferente. ¿Por qué nunca se lo preguntan a un hombre?