Cuatro artistas compiten por un premio Turner que aviva de nuevo la controversia

Rita Álvarez Tudela LONDRES / E. LA VOZ

CULTURA

Unas nalgas gigantes, un trenecito eléctrico y 20.426 peniques, entre las obras finalistas

27 sep 2016 . Actualizado a las 07:31 h.

Si una cosa consiguen siempre los premios Turner es generar controversia. Tras una edición, la del 2015, en que se alzó con el cetro un proyecto de regeneración urbana promovido por el colectivo de arquitectos Assemble, este año ha vuelto a sus polémicos cauces. A falta de conocer al ganador, este fenómeno ya queda patente con la apertura de la exposición en la Tate Britain que recoge el trabajo de los cuatro finalistas de esta edición. Como plato fuerte, la escultura de las nalgas gigantes de un hombre de casi cinco metros de altura, obra de Anthea Hamilton. La artista competirá con Michael Dean, Josephine Pryde y Helen Marten para llevarse este prestigioso premio de arte valorado en unos 29.000 euros. El nombre del vencedor, al que se reconoce como el que, con menos de 50 años, ha hecho la mejor exposición de los últimos doce meses, será hecho público el 5 de diciembre, si bien la muestra se extenderá hasta enero.

Hamilton fue seleccionada por su exposición Lichen! Libido! Chastity! en el SculptureCenter de Nueva York. Residente en Londres, centra su trabajo en el fetichismo. Para la Tate, sus esculturas, instalaciones, performances y vídeos consiguen «una sensibilidad surrealista a la cultura popular», además de seducir al espectador con combinaciones inesperadas de imágenes, materiales y palabras.

En el caso de Michael Dean fue seleccionado por su trabajo Sic Glyphs, una combinación de sus exposiciones en el sur de Londres y la Galería Appel de Ámsterdam. Natural de Newcastle, comienza su proceso desde la escritura para luego dar paso a esculturas e instalaciones hechas con metales rescatados de tiendas y combinados con arena, tierra y cemento. Una de las esculturas que más sorprenderá al público es la formada por 20.426 peniques, haciendo un guiño así a las libras en las que fue fijado este año el umbral de la pobreza en Reino Unido para una pareja de dos adultos y dos niños.

Historias inesperadas

Otra nominada que opta por un trabajo principalmente en escultura es Helen Marten, pero uniéndola a la serigrafía y la escritura, todo ello hecho a mano. El jurado se fijó en su exposición Lunar Nibs en la 56.ª edición de la Bienal de Venecia y en Eucalyptus Let Us In en la galería neoyorquina Greene Naftali. En ambas, creó acertijos visuales poéticos, haciendo que los objetos familiares se volviesen extraños y abstractos para dar lugar a historias o ideas nuevas e inesperadas.

Por la fotografía se decanta Josephine Pryde, que opta al premio gracias a su trabajo en el centro CCA Wattis en San Francisco. Explora la naturaleza a través de unas imágenes que en Londres están unidas por un tren llamado The New Media Express, en una vía temporalmente muerta. Lo curioso es que sus vagones cuentan con grafitis que el artista se fue topando en las ciudades en que previamente ha expuesto su trabajo, mientras espera a tener un destino y a pintar el siguiente.

Si bien la mayoría de las exposiciones en suelo británico no dejan que el público tome fotografías, y menos aún vídeos, la organización de estos premios es partidaria de todo lo contrario. Llaman sus responsables a que se «promueva debate en torno a nuevos desarrollos en el arte contemporáneo» a través de las redes sociales. Así, consiguen también que nadie olvide unos premios que se remontan a 1984, en memoria del famoso pintor del romanticismo Joseph Mallord William Turner.

Precisamente en el 2010, estuvo nominada la artista gallega Ángela de la Cruz (A Coruña, 1965). Residente en Londres desde hace más de dos décadas, conquistó al jurado con la muestra After, que estuvo expuesta en el Centro de Arte de Camden en la capital británica. Miraba al cuadro como un objeto, estableciendo como punto de partida la deconstrucción de la pintura.