En venta el café de Joyce en Trieste

María Signo ROMA

CULTURA

m.s.

El autor irlandés escribió en el Pirona los primeros capítulos de «Ulises»

09 ene 2017 . Actualizado a las 08:13 h.

Dicen que Trieste es la ciudad menos italiana del país. La huella de Austria y su imperio está muy presente en las elegantes calles de esta ciudad que se asoma al mar Adriático en la costa frente a Venecia, muy cerca de la frontera con Eslovenia. Sus magníficos cafés son una muestra de esta influencia que ha hecho de esta ciudad una magnífica simbiosis entre la Europa central y la mediterránea. Locales que además están llenos de historia y que conservan la memoria de los grandes artistas que los frecuentaban. Como la pastelería Pirona, uno de los preferidos del escritor irlandés James Joyce, y que hoy se enfrenta a un futuro incierto a causa de su venta que podría llevar a su desaparición. Fundada en 1900 por Alberto Pirona, hoy es una pastelería, pero en aquella época era también un café en estilo liberty frecuentado por la mejor sociedad triestina. Desde 1991 y gracias a conservar intacto su interior, forma parte del exclusivo club de los locales históricos italianos.

Son las mismas paredes, los mismos veladores y el mismo mostrador en los que James Joyce, que vivía en la misma calle, Largo della Barriera Vecchia, bebía cada mañana su copa de vino acompañada de deliciosos pasteles, mientras escribía los primeros capítulos de su obra maestra Ulises. Pero no era el único intelectual cliente del local, también eran asiduos otros importantes escritores como Italo Svevo y Umberto Saba.

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La famosa pastelería fue comprada en los años ochenta por los actuales propietarios, la familia De Marchi, a Oscar Pirona, último descendiente del fundador. Tras el fallecimiento en agosto pasado de Adriano de Marchi, los herederos la han puesto en venta. Una noticia que en la ciudad no ha sido muy bien acogida, ya que corren las voces de que el posible comprador podría desmantelar la histórica decoración de principios del siglo XX para modernizar el local. Esa teoría ha sido rápidamente desmentida por el responsable de la inmobiliaria que la vende: «No me encaja que el posible comprador tenga la intención de cambiar el ambiente y la decoración. Las únicas novedades, por lo que yo sé, serían el añadir un servicio de cafetería más adecuado con los tiempos que corren». Por el momento el interesado es un empresario de la cercana Eslovenia sin experiencia en el mundo de la pastelería, aunque sí la tiene en el de la panadería.

Las especialidades de la pastelería Pirona son dulces de origen austríaco. Joyce disfrutaba con el presnitz, un pastel de hojaldre relleno de fruta seca, y con el putizza, parecido al anterior pero con chocolate y ron. Entre sus especialidades se puede encontrar también la famosa tarta sacher así como dulces locales como las fave triestine, a base de pasta de almendra.

El escritor irlandés llegó a Trieste en 1904 en compañía de Nora Barnacle, en lo que denominaron un «autoexilio» para huir de los múltiples problemas que habían dejado en Dublín. En la ciudad italiana, que en aquella época formaba parte del imperio Austro-húngaro, los Joyce vivieron durante 10 años y allí nacieron los dos hijos de la pareja, Giorgio y Lucía. La familia pasó serias dificultades económicas, ya que solo se mantenían gracias a las clases de inglés que daba el escritor, y al trabajo de su hermano Stanislaus. En esos años, Joyce hizo gran amistad con Ezra Pound, que le ayudaría en su carrera, y escribió los tres primeros capítulos de Ulises. Con el estallido de la I Guerra Mundial, la familia tuvo que dejar Trieste y trasladarse a Zúrich, en Suiza.