Antonio Najarro: «Hay que meter el folclore en un contexto reconocible para el público»

Montse García Iglesias
montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

XOAN A. SOLER

Najarro busca llevar la danza española a otros campos, como la moda o la pintura, para hacerla más visible

27 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El bailarín y coreógrafo Antonio Najarro (Madrid, 1975) lleva desde el 2011 al frente del Ballet Nacional de España. Ayer, ofreció un seminario en el Consello da Cultura Galega en el que mostró su visión sobre la situación de la danza española.

-¿Cómo ve el momento actual de la danza española?

-En general, bastante en precario, desgraciadamente. Debería tener una mayor exposición y el público debería tener un acceso más fácil y más fluido del que tiene ahora, y sobre todo, más información. Le debería llegar información de la danza de una manera más fácil a través de los medios, fundamentalmente, a través de la televisión. Por otra parte, hay un nivel magnífico de coreógrafos e intérpretes en España.

-Fue una de sus mayores preocupaciones cuando en el 2011 tomó las riendas del Ballet Nacional de España: lograr nuevos públicos. ¿Ha conseguido el objetivo?

-He conseguido más cosas de las previstas. Nos hemos dejado la piel en abrir las puertas del Ballet Nacional, en darle más visibilidad y hemos hecho muchísimas acciones nuevas, que lograron un impacto y una visibilidad mundial mucho más fuerte, a parte de la actividad principal, que son las representaciones en un teatro. Además de acciones solidarias para que la sociedad sienta el Ballet Nacional cerca, también hemos puesto en marcha muchos departamentos y, a través de las redes, estamos continuamente abriendo las puertas del Ballet Nacional. Tenemos una cantidad de seguidores enorme por todo el mundo. También hago partícipes del Ballet Nacional a artistas no vinculados con la danza española, del mundo de la moda, de la pintura, del diseño y estamos creando mucha producción -seis producciones en seis años-, en las que compagino al 50 % el repertorio de la danza española con la nueva creación. Pero todavía queda camino por hacer. Soy un coreógrafo muy abierto, que llevo la danza española -siempre que se haga con rigor y respecto- a donde la puedo llevar, ya sea al mundo de la moda, de la pintura, al patinaje artístico sobre hielo... Son armas y llaves para hacerla más visible en todo el mundo.

-¿Se valora más fuera la danza española?

-Pienso que no. El público que nos ve tanto dentro como fuera tiene una respuesta increíble. Llenamos prácticamente todos los teatro, la acogida es la misma, pero lo único es que las instituciones tienen que ser más conscientes de que la danza española es un gran tesoro, un exponente rico de lo que es nuestra tradición y cultura, nuestra forma de vida y que, además, llena teatros y pone en pie al público.

-¿Se ha superado la barrera de que el folclore se limita a ciertas celebraciones tradicionales?

-Hace tres temporadas quería cumplir uno de mis objetivos, que era recuperar nuestro folclore: muiñeira, aurresku... Lo que más me interesaba era presentarlo ahora y para eso hay que buscar las estrategias suficientes para llamar la atención del público para que quiera asistir a un teatro para ver un espectáculo basado en el folclore. Creé el espectáculo Sorolla y me fui a Bélgica a buscar al creador de diez espectáculos del Circo del Sol. El resultado fue el público puesto en pie viendo sardanas, jotas, muiñeiras, aurreskus... Pero hay que meter el folclore en un contexto actual, reconocible para el público y eso es lo que he intentado. 

-Antes de dirigir el Ballet Nacional tuvo su propia compañía. ¿Cambia mucho la manera de afrontar el trabajo?

-Es una estructura mucho más grande, el proceso y la forma es distinta. Además, la diferencia es la responsabilidad, porque dirigiendo esta compañía tengo la responsabilidad de ser un expositor y una vitrina de todo lo que ocurre en la danza, pero también es la encargada de preservar nuestro patrimonio, tradición y repertorio. Por eso, mi interés en programar siempre ambas cosas, pero con una visión muy actual. Aunque el contenido sea una coreografía del repertorio que pueda tener 50 años, el cómo se presente y cómo se enseñe tiene que ser de una forma actual, porque el público joven desconoce este material y hay que seducirlo para que venga al teatro para verlo.