Maude Schuyler Clay: «No me gusta robar retratos, es como robarles el alma»

Rodri GArcía A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

EDUARDO PEREZ

Sus fotografías pueden verse desde ayer en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC) de A Coruña

12 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Fotografías del delta del Misisipi y música de blues. La imagen de una niña corriendo por un campo de algodón, cuando en otoño está a punto de ser recogido, recibe al visitante. El escritor Richard Ford, pensativo, alumbrado por el atardecer y con un vaso vacío en la mano, lo despide. Son fotos de Maude Schuyler Clay que desde ayer se pueden ver en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC) de A Coruña. «¡Qué bien suena la música!», comentaba la fotógrafa mientras hablaba de un trabajo, Mississippi History, que muestra por primera vez en España. El comisario de la muestra, Alain D’Hooghe (Bruselas, 1955), lo calificaba de «álbum familiar». Y es que cada una de las 80 fotografías tienen una historia detrás y «no sabría por cuál comenzar», confesaba la autora. Tienen en común que los protagonistas son su gente, sus familiares, sus vecinos del delta del Misisipi en el que nació y al que, tras una estancia en Nueva York, volvió para recuperar una vieja casa familiar. Es el mundo que retrata desde hace años esta fotógrafa que en el maletero de su coche llevaba siempre dos cámaras: «Una con carrete en blanco y negro y otra en color». Explica que en estas imágenes no hay posados: «Yo trabajo con una cámara analógica muy vieja y a veces tengo que pedirles que se paren un momento, no que posen pero tienen que parar un momento, porque yo le doy mucha importancia a la luz, sobre todo a la del atardecer». Tampoco usa trípode: «Yo soy mi propio trípode», dice mientras mueve sus manos vacías con las que, una vez más, parece sostener su cámara.

«Me gustaría destacar la relación de confianza que intento forjar siempre con el sujeto que retrato; siempre pido permiso, como si tuviéramos un pacto tácito, y así tengo la sensación de que estamos juntos en la fotografía», aclaraba para insistir: «A mí no me gusta robar retratos, es como robarle el alma al sujeto». Sin robarlas, la fotógrafa traslada a Galicia, con estas imágenes, las almas de personas y paisajes del delta del Misisipi.