Carlos Rodríguez: «Yo no hago fotos raras sino hiperrealismo»

Pacho Rodríguez MADRID

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

El fotógrafo gallego viene de clausurar con éxito en Madrid su exposición de retratos arquitectónicos «El alquimista de instantes»

18 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Podría ser el gallego Carlos Rodríguez un Antonio López de la fotografía. Eso sí, más instantáneo... Y si existe la mirada de fotógrafo, la tiene. Es la de alguien que cuando observa lo estático, mide la distancia y retrata. Pero ha sido un destacado fotógrafo de motor, de fórmula 1, de ralis... En definitiva, de concepto. Ahora mismo hace algo único: fotografía industrial o de arquitectura. Desde las entrañas. Porque resulta que halla vida en esos interiores. Y dice que, a sus años, se encuentra en forma, lo que se percibe al primer vistazo: se ve con fuerzas para esta vuelta de tuerca y sin perder las esencias acariciarlas de manera artística. Dicen de él cosas como que «escribe, por medio de la luz, la realidad misma». Su exposición El alquimista de instantes compartió edificio en el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada con creadores de la talla de Rafael Canogar. Nació en Arbo (Pontevedra), vivió en Zúrich, y ahora en Vigo, no sabe qué es la morriña y sí, a veces, aunque hablemos de lo artificial, lo creado por el hombre, capta miradas que completan ese paisaje actual, porque, con todo, no deja de hablar de la vida.

-Un mes en Ciudad de México haciendo fotos de un edificio de incontables plantas, la torre del BBVA. Y en obras, por ejemplo, fotos a un soldador en la planta 52.ª. A esa altura no hay competencia, ¿no? ¿No le da vértigo?

-No, para nada tengo vértigo. En esas fotos a gran tamaño es cuando se ve lo que representan. Al final es muy pictórico lo que estoy haciendo ahora. Dentro de lo que es la arquitectura, busco momentos que me llaman la atención. Tiene que haber algo.

-Lo suyo tiene que ver con algo como de fotógrafo especializado...

-Sí. Hice motor. Recorrí el mundo tras la fórmula 1 o los ralis. Y estoy especializado en arquitectura de obra acabada. Esa es fotografía muy publicitaria. Ahora, será por la edad, junto a esa idea más industrial, he dado con una fase más creativa. Fue hace unos seis años. Y la hago porque siento que me puede satisfacer.

-¿Y qué busca?

-Así como los pintores antiguos buscaban paisajes perfectos, aunque haya corrientes de pintura más rara, yo no hago fotos raras sino hiperrealismo.

-Y el espectador, ¿qué descubre que le sorprenda?

-Se sorprende mucho con la calidad de las fotografías. Les sorprende la luz propia que tienen. Pero, sobre todo, lo ven muy pictórico. Podría definir mi fotografía como hiperrealismo pictórico.

-Este paso artístico, ¿le abre nuevos frentes?

-Me abre nuevos campos y me motiva. Es algo diferente. En Rusia me llaman para hacer fotos de una empresa en los Urales que tiene 58.000 trabajadores. Puedo hacer fotos en Detroit... En cualquier parte que tenga algo que yo vea que vale para mis fotos.

-¿Y qué vería en Galicia?

-Tal vez, los astilleros derruidos. Creo que es interesante sacarle la belleza a eso destruido y reflejar esa belleza en la decadencia.

-¿Le interesa el factor humano?

-Algunas cosas. Me gusta seguir al personaje en su espacio. Seguirlo y dejarlo a su aire. No molestarle. Esperar el momento para fotografiarlo y que sea él mismo.

-Y siendo vigués, ¿no le tienta trabajar el entorno gallego, rural, el mar, el paisaje y sus gentes...?

-Es un tema que nunca toqué. Tendría que surgir el chispazo y a partir de ahí desarrollarlo como proyecto. Estoy en una fase en la que me interesa más ese formato a gran tamaño, fotos de museo.