El Thyssen reúne a los maestros de la Venecia del Renacimiento

miguel lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

Manuel Carretero | EFE

La muestra ilustra la liberadora, sensual y seminal explosión del arte veneciano del siglo XVI tras renovarse del corsé religioso y academicista

20 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La pintura se destruyó en la Venecia del siglo XVI para reinventarse. El Renacimiento fue literal, acabando con un modelo oscuro y normativo, encorsetado por la religión y en el que imperaban la línea y el dibujo, para asistir al insólito triunfo del color y la sensualidad. Un arte nuevo en el que prima la mancha, cabe la improvisación y emerge una libertad vedada hasta entonces a los artistas. «Fue el Big Bang de la pintura moderna», explica gráficamente Guillermo Solana, director del Museo Thyssen-Bornemisza, que con la muestra El Renacimiento en Venecia ilustra esa liberadora, sensual y seminal explosión que alcanza al arte contemporáneo. Sin ella sería imposible llegar a Pollock, Rothko, Bacon o Freud.

«Triunfo de la belleza y destrucción de la pintura» es el subtítulo elegido por el comisario de la exposición, Fernando Checa, ex director del Prado y gran experto en el Cinquecento, «cuando Venecia se reinventa y reinventa el ideal de belleza y la pintura misma». Ha logrado reunir 89 obras excepcionales de Tiziano, Tintoretto, Veronés -el trío magno del Renacimiento veneciano-, Jacopo, Bassano, Giorgione o Lorenzo Lotto, entre otros, muchas de ellas nunca vistas en España. Telas como la última María Magdalena que pintó Tiziano, y a la que dice la leyenda que murió abrazado, y que se exhibe junto a las de San Petersburgo y Nápoles; El rapto de Europa, de Paolo Veronés, enorme lienzo que nunca antes había salido de Italia y que solo dejó un vez el palacio Ducal de Venecia para viajar a Verona, o el Retrato de un joven en su estudio, de Lorenzo Lotto, uno de los grandes retratos del Renacimiento. Comparten protagonismo con el icónico Joven caballero en un paisaje de Carpaccio, y el monumental Paraíso de Tintoretto, dos joyas del propio Thyssen. 

Del XVI al XX

El arte veneciano del siglo XVI brilló con renovado esplendor al liberarse del corsé religioso y academicista. De la tiranía del dibujo, la planificación y el intelecto. «Venecia establece los fundamentos de la pintura moderna, de los que surgen Rubens, Caravaggio, Rembrandt, Velázquez y los demás genios del Barroco que aprenden de los maestros del Véneto», explica Solana. Son los primeros eslabones de una brillante cadena, de la que también Goya forma parte, «y que llega al impresionismo, al expresionismo y la abstracción». «Al consagrar la primacía del color y la mancha, tiene una profunda huella en la pintura del siglo XX, con la liberación del pintor, la aceptación de la improvisación y la puesta en valor de lo inacabado que veremos en el action paiting», precisa Solana.